Pepe Yunes sigue con su plan de trabajo que le ha redituado excelentes resultados. Continúa su campaña sin bajar el ritmo, pero sin atrabancarse.
En el cuarto de guerra de Yunes Márquez hay irritación y nerviosismo. A pesar del multimillonario apoyo estatal, las “adhesiones”, las encuestas donde casi alcanzó el cielo y la exhaustiva campaña de su papá el gobernador, el joven candidato se cayó.
El Instituto Mexicano de Opinión Pública (IMOP) dio a conocer su encuesta donde señala que Cuitláhuac García va a la cabeza con el 33.6% de las preferencias electorales; Pepe Yunes se ubica en segundo lugar con el 27.1%; Miguel Ángel Yunes Márquez se fue al tercer sitio con 25.9% y July Sheridan está anclada en la cuarta posición con el 1.3%.
En el tricolor nunca creyeron en las encuestas cuchareadas, pero por sí o por no se aplicaron desde un principio y hoy, la consigna de Pepe es convencer al 12.1% de indecisos de que su proyecto es el mejor para Veracruz y los veracruzanos.
Los seguidores del priista tienen la certeza de que la ventaja de 6.5% que Cuitláhuac le lleva a Pepe se puede alcanzar y rebasar en los días que faltan de campaña. Y por eso se están moviendo.
Si en el 2016 los dueños del voto duro del PRI se quedaron en su casa, esta vez saldrán a votar todos. Al menos así me lo dijeron María Olga Garza Rodríguez. secretaria de organización del Organismo Nacional de Mujeres del PRI (ONMPRI), y Enrique Mendoza, dirigente del Instituto Jesús Reyes Heroles (antes ICADEP) en entrevistas por separado.
Desde hace dos semanas los esfuerzos de los priistas y su candidato están centrados en el moreno. Miguel Ángel Yunes Márquez dejó de preocuparles porque desde entonces comenzó su declive.
El padre del joven candidato que minimizó a Pepe y utilizó sus baterías contra Cuitláhuac, ahora no sabe qué hacer con ambos por arriba de su vástago.
Si las cosas siguen como van, la gubernatura de Veracruz se perfila para ser una batalla entre el moreno y el tricolor, pero donde se querrá meter con calzador y más millones del erario el hijo del gobernador.
Yunes Márquez sabe que no “arrasará” como dijo en un principio, pero quiere ganar como sea.
Aunque aún no ha perdido la batalla, puede darse el caso de que se quede a un paso de materializar su sueño. A un sólo paso.
Y con tantos millones como le han metido a su campaña, eso será algo más que una simple frustración y un sonadísimo fracaso.
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