Entiendo bien el tema de las complejas relaciones con los Estados Unidos, pero esta vez creí, ahora se que con gran inocencia, que daríamos una respuesta proporcional a la tragedia que viven estos menores.
Pues no, el Secretario Videgaray salió a decir lo que las normas diplomáticas marcan. Una condena enérgica y ya. Eso no sirve.
A Trump no lo conmueve ni que su esposa Melania le pida gobernar con las leyes si, pero con el corazón también. Se pronunció en contra de esta política de gobierno. Y su esposo, el Presidente, respondió que si acabar con los migrantes ilegales implica separarlos de sus hijos, pues así será.
Pocos aliados le quedan en esta decisión . El pueblo y gran parte del sistema político estadounidense están en contra de la medida.
Pero Trump está en lo suyo, en la elección intermedia y preparando su reelección. Lo demás no le importa. Ni que el mundo entero se lo reclame.
Pero al final, esperaríamos que nuestro gobierno fuera más allá. Que respondiera con la rudeza, firmeza, razón y argumentos que este caso amerita.
No se puede solo pronunciar una condena y a lo que sigue. No. Faltan huevos para decirle al señor Trump lo que hay que decirle y exigirle reflexione y detenga esta sinrazón en agravio de hombres y mujeres buenos que fueron a su país a vivir mejor y que hoy enfrentan cargos federales y el abandono de sus hijos.
Tibieza gubernamental que duele. |