No detectaron un cambio de conducta, que no salieran a votar la mayoría de los adultos y que la decisión la tomaran los jóvenes.
Una vez más, no ajustan sus procedimientos a las variables que hoy día presentan un reto fenomenal a las casas encuestadoras que nada más no le atinan.
En Colombia fallaron el pronóstico de la primera vuelta presidencial por más de 20 puntos porcentuales.
Va siendo una constante y las de México no son la excepción.
Acá en el país hay encuestadoras que nacieron ayer y hoy quieren influir en la decisión de las y los mexicanos. Otras, de prestigio y trabajo serio, tampoco han ajustado sus procedimientos y siguen teniendo resultados en el mejor de los casos, de fotografía del momento, pero tampoco están pudiendo prever como votarán el día de la jornada electoral, ya en la intimidad de la casilla.
Y el problema es cómo se va a legitimar el triunfo de cada candidato y candidata en las elecciones concurrentes más grandes de la historia en México.
Los políticos las ordenan y las utilizan para construir percepciones de triunfo y las mueven en medios y en redes sociales para influir en la decisión, aun sabiendo que son falsas, lo que es profundamente irresponsable, por la reacción social que puede generar.
No hagamos caso a las encuestas. Entendamos que solo nosotros, los votantes, decidiremos quienes nos gobernarán y quienes serán nuestros legisladores.
No permitamos que nos quieran dirigir al desánimo y a la apatía. Cada voto es importante y debe emitirse.
Vote por quien usted considere la mejor o el mejor, pero vaya a votar, en conciencia, no inducido por encuestas y por trampas mediáticas. Ya demostraron que fallan y feo. |