No esperaron el cómputo final de la votación. No atendieron el mensaje del gobernador en el que dijo que esperará el momento legal oportuno.
En algunos casos, funcionarios de varias dependencias empezaron a cambiarse a la camiseta morenista desde la noche misma de la elección cuando se dieron cuenta que la derrota era irreversible.
Sin pudor ni vergüenza ya hasta presumen alguna amistad o cercanía con colaboradores de Cuitláhuac, en la desesperación por sobrevivir y no perder el empleo.
Creen que podrían transitar hacia la siguiente administración como si nunca hubieran sido del equipo que tanto combatió al ganador de la elección.
Lo que aquí revelan es la falta de lealtad, valores y elemental agradecimiento a su jefe político, el gobernador, que les ha dado los cargos que ostentan y los sueldos que devengan.
Pretenden olvidar que han sido y aún son parte de ese equipo y que como todo en la vida, se debe llegar hasta el final con quien les ha dado de comer y bien.
Cuitláhuac ya dijo, para que vayan haciendo maletas, que de directores para arriba se irán. Que en el escalafón para abajo revisará su trabajo, pero eso ya sabemos que significa, así que también deberían preparar maletas, con dignidad, preparar su entrega-recepción y ser profesionales y agradecidos con su jefe. Es lo menos que pueden hacer.
Los funcionarios que en diversas áreas de gobierno intentan brincar siendo desleales al gobernador, deben saber que nadie contrata a quien con tanto descaro se desmarca de su hacedor, porque es elemental que también lo harían con quien llega.
Nada hay como la satisfacción del deber cumplido y el orgullo de pertenecer a un equipo, el que sea, en las buenas y en las malas, pero especialmente en las malas.
Es cuando demuestran de que están hechos, que valores recibieron en casa y que tan confiables pueden ser. |