Por eso, aprovechando que el Presidente electo es mitad veracruzano, dicho por él mismo, pues Cuitláhuac fue a decirle, mira como estamos y seguramente a pedirle piedad por este estado que necesitará, más que nunca del apoyo de la federación.
El tema, hay que decirlo, no es nada más de amistad o de querencia, es legal y es ahí en donde se puede atorar el tema del rescate de Veracruz.
Con las leyes como están, hay poco margen de maniobra para que nos ayuden.
La otra opción es que sea el gobierno federal quien se aviente la obra pública más relevante, para aliviar la carga del gobierno estatal.
El gobernador electo empieza a darse cuenta que una cosa es tener el plan, la voluntad, la buena intención y otra muy distinta la realidad. Y es ahí en donde las expectativas pueden quedar muy altas toda vez que las soluciones tardarían más de lo deseado y no sabemos si la población está dispuesta a esperar.
Por lo pronto, Cuitláhuac ya pidió ayuda al Presidente electo. Esperemos que López Obrador si vea a Veracruz y nos ayude a salir del hoyo en el que nos encontramos.
Al menos hay esperanza. |