Línea Política
Agustin Contreras Stein
 

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¿Y la República Amorosa?
2019-01-23

EL PRESIDENTE de la República, Andrés Manuel López Obrador, ya se dio cuenta que México, no es la Republica amorosa que creía.


México, es por hoy, un verdadero caos en todos los sentidos y no se ve para cuando tengan que parar estas condiciones de violencia, de robo, de desastre, de tragedias, de exigencias populares para resolver los problemas más urgentes.


México, es un país de más de ciento veinte millones de habitantes y todos están a la expectativa de lo que esta pasando, porque en la mayoría de ellos, no se cree, todavía, que la pacífica nación mexicana, se encuentre viviendo su más terrible episodio, solo semejante a un infierno.


Son los primeros días del gobierno federal, y la carga ya parece que se le ha ido de lado, pues en este momento, tiene que enfrentar los problemas generados por el pueblo malo y la exigencia de una paz y tranquilidad que reclama el pueblo bueno.


Este es el panorama de un México violento, de un país que ha perdido el rumbo y los principios fundamentales que debieran sostener la seguridad de todos los mexicanos y la garantía de un verdadero estado de derecho.


La muerte acecha por todos lados y no hay quien pare esta situación, pues las estrategias, sí es que se tuvieron, no han dado resultados y sigue creciendo la incertidumbre de un futuro más prometedor. En México, hay carencia de valores, los cuales se esfumaron en tan poco tiempo, debido, sobre todo, al crecimiento poblacional, donde ya el país tiene más gente que la que puede sostener y las necesidades han crecido al doble o triple que hace veinte años atrás, mientras que todavía se sigue pensando que todo mundo debe tener los hijos que Dios les dé.


Pero así son las cosas, hoy la pelea del gobierno es contra el famoso huachicoleo, es decir, el robo de los combustibles, la lucha contra la corrupción, imponiendo medidas de austeridad que pueden o no dar los resultados que se quieren, porque mientras no haya orden en la propia administración, como ha venido sucediendo desde hace años, tampoco puede haber quien rechace la dádiva o la corrupción en general.


¿Pero, cómo evitar que esto suceda?. Desde luego que el proceso es largo y alguien debía comenzarlo, pero basado en estudios, en proyectos, en programas definidos para no tener que enfrentar, como ahora, el rechazo de muchos sectores que no están de acuerdo en las políticas que se están siguiendo, porque las consideran lesivas en su contra.


El Presidente López Obrador, ha recibido un país que ya se deshacía en las manos de los anteriores gobernantes, es decir, una papa caliente, una bomba de tiempo que amenaza, todos los días, con explotar.


Y lo peor de todo, es que hasta este momento, no hay, como en el tiempo del Ex presidente Calderón, un programa de acción bien definido, pues parece que los gobiernos estuvieron operando en contra del tiempo, pues desde el primer momento del mandato, inician una guerra, muchas veces, sin sentido, que al final de cada sexenio, se enteran gobernantes y gobernados, que ese no era el camino a seguir. Ya le pasó a Calderón y le siguió pasando al reciente Ex presidente Enrique Peña Nieto, quien como el mandatario panista, no pudo detener esta ola de inseguridad y de violencia.


Sin embargo, hablamos de otro gobierno, de otro sexenio, de otro sistema para gobernar, de otras estrategias para mandar, de otros caminos para caminar, donde se siguen los mismos formatos que al final de cuentas, también, arrojaran los mismos resultados.


Son tiempos de pensar y repensar, sobre todo, cuando no se tienen los mismos recursos, cuando falta una visión más adelantada del futuro y cuando, como López Obrador, no se puede seguir pensando en el pueblo bueno, sino en todo el fantasma social que crece, que se agigante y que por esa razón tengan que ser más difícil encontrar la solución, así como la aplicación de estrategias de gobierno, más severas.


El problema se agranda y conforme pasen las horas, los días y los meses, la Republica se le irá desmoronando al Presidente.


La República, no es, en verdad, amorosa, es más bien, una estructura demasiado complicada, donde pareciera que el pueblo bueno, es menor que el pueblo malo y lo peor de todo, es que ambos son parte de este país, de esta nación,  de esta República, de este territorio, donde, parafraseando al poeta popular de México, José Alfredo Jiménez, la vida no parece valer nada.


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COMO ESTAN LAS COSAS, todo hace pensar que el Presidente López Obrador, ya se olvidó del aeropuerto cancelado y de los proyectos que se fijaron para compensar las necesidades del pueblo mexicano, en este sentido.


También, se dice, es posible que el mandatario nacional, ya no se acuerde ni del Tren Maya, otro de sus proyectos emanados del entusiasmo generado por la victoria electoral, de la baja de salarios, de la austeridad republicana, y de todo lo que significa el problema de la propia corrupción, pues en este momento, es el robo de los combustibles, la mayor atención que le demanda, ya que es precisamente, una de las bombas de tiempo que le explotan en las manos. Se dice, que este problema no estaba en la agenda de su mandato, cuando menos, en tan poco tiempo, después de haber rendido la protesta de ley como Presidente de la República.


Ya no se habla, por lo tanto, de todos los proyectos que tenía el mandatario al inicio de su gestión administrativa y del gobierno que apenas encabezaba. Su tiempo esta comprometido a solucionar el problema del huachicoleo, a la escases de gasolina en algunos Estados de la República, y garantizar, sobre todo, la tranquilidad, pues en este aspecto, ya lo hemos comentado, podría generarle en poco tiempo, una especie de ingobernabilidad.


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NO FALTA QUIEN OPINE que antes de la corrupción, esta la desigualdad, la pobreza y la falta de oportunidades.


Los problemas del país no se van a resolver atacando la corrupción, como fenómeno social, si antes no se atienden, por fin, las necesidades de la población en general, es decir, la pobreza galopante que no deja que ninguno de los mexicanos que la padece, pueda salir adelante.


Es necesario, antes que nada, establecer programas sociales encaminados a solucionar este problema, pero no regalando dinero cada dos meses, lo que paraliza más la actividad de los mexicanos, sino buscando, en cada región del país, generar el número de empleos suficientes a fin de que todos tengan la posibilidad de ganarse la vida honestamente y sin necesidad de que caigan en las garras de la violencia.


Hay que tener en cuenta los sucesos que se han dado en otros países, donde la escases de recursos, aunada a las imposiciones del gobierno, ha provocado un caos generalizado que después se quiere aplacar con las armas. Es tiempo de tomar como ejemplo lo que le pasa a Venezuela y otros países cercanos, donde la pobreza, la necesidad, hace que el pueblo se rebele y busque subsistir aún violando leyes y determinaciones gubernamentales, porque primero esta la satisfacción de las familias y después los intereses personales de unos cuantos.


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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.


NUESTRO CORREO: ac_stein58@live.com.mx

 
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