También tuvo que morir asesinada la alcaldesa de Mixtla de Altamirano, su esposo y el chofer, para que se decidiera instalar la Guardia Nacional en Zongolica y Córdoba.
Dieciséis personas asesinadas, entre ellas un niño, fueron factor determinante para que el Gobierno Federal cambiara su postura en la estrategia de seguridad nacional y volteara sus ojos a los veracruzanos que todos los días sufrimos y percibimos los altos índices de inseguridad y violencia.
En aquella mañanera del 6 de febrero, las 17 regiones consideradas por Durazo estaban en 10 estados: Baja California, Chihuahua, Guerrero, Jalisco, Quintana Roo, Guanajuato, Sinaloa, Colima, Estado de México y Nuevo León. Incluso Tijuana, Baja California encabezaba la lista con 202 homicidios, lo que representó el 8 por ciento nacional. Incluso el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana mencionó que se implementarían programas de desarrollo y de prevención de la violencia para la población de esas zonas. Veracruz para nada figuraba en esa lista.
Pero no fueron solamente los 16 asesinados, ni los miles de desaparecidos, ni los secuestros ni los feminicidios que se acumulan todos los días en los que como estado ocupamos los primeros lugares. No, el asunto fue más allá, al grado que el mismo Presidente Andrés Manuel seguramente tomó la decisión sin que el mismo Durazo con sus estadísticas de homicidios pudiera hacer algo. ¿Cómo pudo Minatitlán tumbar del primer lugar a Tijuana o ganarle a Ciudad Juárez, Chihuahua donde por cierto tuvo también un viernes santo negro con 13 asesinatos y Morelos tuvo 20 ejecutados ese fin de semana?
¿Acaso el gobernador de Veracruz Cuitláhuac García Jiménez tuvo algo que ver en la decisión presidencial?
Tampoco podríamos decir que el gobernador tuvo tanto peso en esa decisión, pues recordemos que ya el mismo Cuitláhuac García había asistido a dos reuniones nacionales donde expuso sus razones para que la Guardia Nacional interviniera en Veracruz, situación que no hizo mucho eco en el Secretario Durazo, pues únicamente se contempló a Coatzacoalcos en el lugar 8 y a Minatitlán en el lugar 43.
Por cierto, de acuerdo al lugar que le tocaba a Minatitlán y hablando de tiempos, la entrada de la Guardia Nacional en el sur de Veracruz estaba contemplada para finales del 2019, de acuerdo a las declaraciones del propio Durazo, desde Palacio Nacional.
Pero, entonces ¿Qué hace cambiar de opinión a López Obrador? Todo indica que fue el suceso de la masacre en Minatitlán, pues le dio puntos negativos al Presidente, y no solo con los que considera fifís sino con el pueblo, su querido pueblo.
Todo el fin de semana se le cuestionó de ser un insensible por no pronunciarse al respecto de lo ocurrido en el Sur del estado, de no ejercer una estrategia de seguridad, hasta de no visitar a los familiares de los asesinados… con todo esto llegó al hashtag #AMLORenuncia durante tres días consecutivos. Mucho tiempo para soportarlo.
De momento, pareciera que a López Obrador no le importa lo que diga la prensa fifí, pero definitivamente le importa lo que digan las redes sociales… allí se manifiesta el pueblo, y la opinión del pueblo por supuesto que le importa, más cuando se trata de temas tan sensibles como la inseguridad y la violencia.
Todo indica que López Obrador vivió toda una semana santa, con sus respectivas caídas… pero resucita, así lo hace el día de ayer en Minatitlán, donde decide escuchar al pueblo en sus problemas, en sus quejas y todas sus solicitudes. Por eso decide regresar a Minatitlán una semana después, pero con la Guardia Nacional.
Hoy celebro que la Guardia Nacional ya esté operando en Veracruz caminando en las calles, pero ¿pueden ellos detener a un presunto culpable? Recordemos que todavía no hay leyes reglamentarias, y mientras para algunos puede ser inconstitucional o ilegal por esta situación, todo está perfectamente planeado pues la que detendría sería la policía estatal, quien estará acompañando a esta nueva fuerza de seguridad en las calles.
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