Ya terminado, con equipo y mobiliario para que opere, no puede empezar a funcionar porque el “amoroso besucón” del Secretario de Salud, Roberto Ramos Alor, se niega a autorizar el pago a las empresas constructoras del inmueble, así como a los proveedores de equipo médico.
Ramos Alor ha sido acusado de manera repetida de ser proclive al nepotismo y oscuros manejos en la oficina que encabeza, así como a hacer pública su vida privada lo que ha suscitado burlas en las redes sociales.
Pero eso que es lo más, en los hechos, es lo de menos.
El impecable edificio blanquísimo como la conciencia de Alor –eso dicen sus allegados, uno en particular- está cerrado y solo hay un par de vigilantes que una de las empresas comisionó ahí, para evitar robos o vandalización del inmueble.
En la Secretaría de Salud el personal administrativo ha filtrado a los proveedores que no les pagan porque la Secretaría de Finanzas no quiere soltar el dinero con el pretexto de que deben de someter a la Contraloría la estricta revisión de las facturas y los trabajos realizados.
Las empresas constructoras, así como los proveedores han acudido a la instancia del gobernador en Palacio de Gobierno, pero ahí nadie les informa nada, no saben cuándo el gobernador despacha en sus oficinas, ni siquiera si tiene agenda ya que no da citas.
Sin embargo, el elefante blanco de la burocracia camina.
Uno de los empresarios de la construcción que proporcionó la información a este reportero dio cuenta que la lana ahí está “lista para pagarse”, pero hay que entrarle con el 20 por ciento de “moche”.
El trato directo se hace con el administrativo de la Secretaría de Salud, quien a su vez da la firma para que Finanzas liquide.
¿De eso está enterado el gobernador?, se le preguntó al constructor.
“En Veracruz no se mueve la hoja de un árbol sin que el gobernador se entere a través de su pariente Eleazar Guerrero, quien es el centinela de los dineros en Finanzas”.
Así, hoy dos son los caminos para pagar.
O le entran los prestadores de servicios y obras públicas con el “moche” o teniendo el dinero en bancos listo para pagar lo retienen lo más posible para que “sude” el dinero en su favor.
No hay eficacia, pero sí corrupción.
De ahí los reiterados reclamos de la organización civil “Empresarios SOS”, quien ha sido la primera en denunciar los “moches”, así como la dilación interesada en el pago de adeudos atrasados a pesar de haberse comprometido públicamente la autoridad en la regularización de adeudos.
El gobierno del estado ejerce este año la friolera de 128 mil millones de presupuesto autorizados por la federación y aprobados por el Congreso del Estado.
Al carecer, sin embargo, de un Plan Estatal de Desarrollo en operación –solo se tiene en papel- no pueden más que acudir a prestamitos a bancos inflando la deuda pública que ya rebasa los 80 mil millones de pesos a pagar en los siguientes 30 años.
Asimismo, el tema de la inseguridad tanto a la autoridad gubernamental como a la opinión pública, la ha tenido distraída de los temas fundamentales como lo son echar a andar la maquinaria gubernamental atorada por un atarantado.
Tiempo al tiempo.
*El autor es Premio Nacional de Periodismo |