Sin embargo, a sabiendas de lo mucho que Ahued ha crecido desde la Cámara Alta, (y aunado a la buena opinión que en lo general los veracruzanos tienen de él), AMLO decidió aprovechar los 18 meses restantes, y para ello, necesitaba tener fuera por el momento, (de un espacio tan público como el Senado), a quien será el relevo pactado para la Gubernatura del estado.
AMLO mató dos pájaros de un tiro con el movimiento de Ahued: por un lado, coloca a un personaje capaz en la Administración Nacional de las Aduanas, y por otro, lo mantiene un poco “lejos” de Veracruz, mientras intenta ayudar a un Cuitláhuac García que no da una como Gobernador.
Me cuentan que cuando el Presidente se enteró de la “broma” que su Gobernador de Veracruz hizo sobre el tema de la “transparencia informativa”, diciendo sarcásticamente a la prensa veracruzana “uy, qué grave que no hayamos respondido”, movió la cabeza y respiró largo, reprobando el hecho, pues en redes sociales (como recién se lo habían informado) lo estaban haciendo pedazos.
El plan para remover a Cuitláhuac García continúa en pie y más fuerte que nunca. AMLO tiene a su relevo ahora incrustado en el Gobierno Federal: Ricardo Ahued. El problema del Presidente radica en evitar que su Gobernador en Veracruz cometa tantos errores, tarea que se antoja, de verdad, muy difícil.
No hay duda, Ahued avanza; Cuitláhuac retrocede.
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