“El primer mensajero que dio la noticia sobre la llegada de Lúculo estuvo tan lejos de complacer a Tigranes que éste le cortó la cabeza por sus dolores; y sin ningún hombre atreverse a llevar más información, y sin ninguna inteligencia del todo, Tigranes se sentó mientras la guerra crecía a su alrededor, dando oído sólo a aquellos que lo halagaran...”.
Es un fragmento de la obra “Vidas Paralelas”, del historiador griego Plutarco. Hay quien sugiere que de ese texto nace la expresión: “no maten al mensajero”.
Que un periodista se siente a dialogar con un delincuente no lo hace partícipe de los delitos de su entrevistado.
Julio Scherer, reconocido periodista mexicano, director del periódico Excélsior en su mejor época, fundador de la revista Proceso, se sentó con todos, buenos o malos, no importaba. Dialogó con Carlos Salinas, con Luis Donaldo Colosio, con Andrés Manuel López Obrador, con el subcomandante Marcos, Rafael Caro Quintero, con Ismael “El Mayo” Zambada.
A nadie se le ocurrió que, por el hecho de buscar la entrevista, de consultar desde la fuente más certera, ese periodista estaría “pactando en lo oscurito”.
Y no me salgan con la ma… nifiesta simpleza de sugerir que estoy comparando al periodismo actual de Veracruz con una de las “vacas sagradas” en el país. Son oportunas referencias para sustentar mi razonamiento.
A raíz del asesinato del periodista Jorge Celestino Ruiz Vázquez, el gobernador Cuitláhuac García se comprometió públicamente a dar con los responsables del crimen, y el pasado fin de semana se reunió con un grupo de periodistas, con quienes intercambió opiniones sobre lo que sucede en Veracruz en la actualidad.
Aquí mismo, en mi más reciente colaboración, apunté: “De poco sirve a la imagen del gobernador Cuitláhuac García que se reúna en privado con un reducido grupo de periodistas y empresarios de comunicación. No es buena idea, tampoco, utilizar este lamentable suceso para reforzar sus campañas contra los enemigos de su administración”.
Me sostengo en lo dicho: Sirve de poco, pero ese “poco” que sirve, ahora es muy importante.
Los periodistas invitados a esa reunión son, casi todos, profesionales de la comunicación, con amplia experiencia y conocimiento de los temas que ahí se trataron. Podremos coincidir, o no, con su criterio editorial, pero eso no los descalifica para ocupar un lugar en la mesa con el gobernador de Veracruz y conocer, de primera mano, lo que sucede en el estado, lo que se ha hecho y lo que se pretende hacer.
A final de cuentas esa es la labor del comunicador.
Sirva este espacio para congratularme por su primicia, y para reconocer que existe, por fin, un ánimo de interlocución entre gobernantes y gobernados, a través de los medios de comunicación. Ya se hablaba de que –como sus antecesores- este gobierno le apostaría a las redes sociales como única vía para transmitir sus mensajes.
Que lo que sucedió este fin de semana, se convierta en norma.
Que no tengamos que esperar a que muera otro colega para que se abran las puertas del gobierno a los medios de comunicación.
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Epílogo.
El titular del Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz (Orfis) Lorenzo Antonio Portilla, prometió que el mes próximo, al presentar los resultados de la revisoón de la Cuenta Pública 2018, se informará sobre el destino del llamado Fondo de Bienes Recuperados, que creó Miguel Ángel Yunes Linares. En el informe especial que presentará el Orfis se detallarán las condiciones de los bienes muebles e inmuebles recuperados a ex colaboradores de Javier Duarte. *** No falta quien sugiera que el titular del Orfis estaría “jugando” con los tiempos, para favorecer lo que él llama “su continuidad” en el cargo. |