En enero de 2017, año y medio después de que ocurriera el crimen, el juez 25 de lo Penal, con sede en el Reclusorio Preventivo Oriente, en la Ciudad de México, sentenció al expolicía capitalino José Abraham Torres Tranquilino a 315 años de prisión y le aplicó una multa de 57 mil 700 pesos por los delitos de feminicidio agravado, homicidio agravado y robo agravado y en pandilla.
Fue la primera sentencia a uno de los tres imputados (los otros dos, también detenidos, son Daniel Pacheco Gutiérrez y Omar Martínez Zendejas) por el multihomicidio de la activista Nadia Vera, la modelo colombiana Mile Virginia Martín, la maquillista Yesenia Quiroz, la trabajadora doméstica Alejandra Negrete y el fotógrafo Rubén Espinosa, el viernes 31 de julio de 2015 en el departamento 401del número 1909 de la calle Luz Saviñón, en la colonia Narvarte, de la capital del país.
Este fin de semana la revista Proceso publicó una entrevista con José Luis Quiroz Hernández, fiscal central de investigación para la atención de delitos de homicidio, de la Procuraduría de Justicia de la Ciudad de México, quien informó que el caso sería reabierto y la investigación empezaría “prácticamente de cero”.
El servidor público mencionó que se ha planteado ocho líneas de investigación, entre las que incluyó las amenazas que dijeron haber sufrido Rubén Espinosa y Nadia Vera por parte de “emisarios de las autoridades de Veracruz”, amenazas motivadas –según las denuncias públicas que ellos mismos hicieron- “por su actividad periodística” (en el caso del fotógrafo) y “por la defensa y promoción de los derechos humanos” (en el caso de Nadia Vera).
Pero, además, entre las líneas de investigación se incluyen los probables vínculos entre los tres detenidos y las víctimas, así como la relación de algunas de las víctimas con la delincuencia organizada.
Fueron las mismas líneas de investigación que siguieron los fiscales que vieron el caso desde un principio.
La Procuraduría de Justicia del Distrito Federal, durante la gestión como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México de Miguel Ángel Mancera, determinó que no existió relación alguna entre el fotógrafo Rubén Espinosa, los presuntos criminales y el móvil del crimen.
En sus conclusiones, la Procuraduría establece que Rubén Espinosa se encontraba en el lugar y la hora equivocados y que los presuntos criminales iban por un cargamento de cocaína que había recibido la joven Mile Virginia Martín.
La Procuraduría concluyó que en el crimen sólo participaron tres hombres: Daniel Pacheco Gutiérrez, Abraham Torres Tranquilino y Omar Martínez Zendejas.
Sus peritos reconstruyeron casi en su totalidad la cronología de los hechos, incluido el seguimiento —minuto a minuto, a través de cámaras de video—, de los tres criminales, quienes se desplazaron desde el domicilio de uno de ellos —Omar Martínez Zendejas—, hasta el lugar del crimen, en la colonia Narvarte.
Durante las casi seis horas de seguimiento de los vehículos involucrados —una camioneta Suburban y el Mustang color rojo—, nunca apareció un tercer vehículo implicado, tampoco más participantes y siempre quedó claro que los presuntos culpables iban por un objetivo predeterminado.
Quedó comprobado que antes, durante y después del crimen existió comunicación entre los presuntos culpables y por lo menos una de las víctimas: la colombiana Mile Virginia Martín.
Aunque los imputados negaron tener relación entre ellos, se estableció de manera científica que existió comunicación entre ellos no sólo al momento de salir del lugar del crimen, sino durante la huida e incluso los días siguientes al crimen, antes de ser detenidos.
En los videos que constan en el expediente, se aprecia el momento en el que los tres presuntos criminales se reparten el botín. En el auto recuperado se encontraron residuos de cocaína en la cajuela, droga que habrían repartido en plena calle, muy cerca del lugar donde todo empezó, a pocos metros de la casa de Omar Martínez.
A partir de esta intención de reabrir el caso, fuentes cercanas a aquella investigación explicaron lo que sucedió:
“La colombiana era una mula (transportaba droga de Colombia a México) y se quedó con el último cargamento; fueron por la droga y mataron a todos los que estaban con ella. Los asesinos están en el Reclusorio Oriente, confesos y condenados. Incluso se localizó el arma homicida. No existió ningún vínculo que conectara ese crimen con Veracruz”.
Lo cierto es que hay grupos muy interesados en volver a hacer ruido con ese tema, con el afán de volver a incriminar a sus enemigos políticos.
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Epílogo.
En cualquier lugar en el que escarban, las nuevas autoridades educativas en el gobierno estatal encuentran evidencias de corrupción. Hallaron en las oficinas centrales, en los Colegios de Bachilleres, en la Escuela Normal, en las cafeterías escolares… y ahora hasta en el Instituto Veracruzano de Educación para los Adultos (IVEA) donde se vendían Certificados de Alfabetización. ¿Hasta dónde llegará esa podredumbre? *** A marchas forzadas trabajaban la noche del martes los altos directivos de la Secretaría de Finanzas, para reforzar el cabildeo que realizan los legisladores de Morena con el fin de conseguir los votos necesarios para que se apruebe una nueva renegociación a la deuda del gobierno estatal. Por ser el último día del mes de julio, fecha en la que concluye el período ordinario, la sesión se realizará este miércoles a las 11 de la mañana.
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