Cuando de política se trata, Miguel Ángel Yunes Linares no va en busca de lealtades, él exige sumisión. El exgobernador de Veracruz no pretende convencer, él amenaza.
Apenas el año pasado, durante la contienda para la elección de la dirigencia nacional del PAN, Yunes Linares llegó a un acuerdo con el más fuerte aspirante a esa posición, Marko Cortés: Le ayudaría a sumar los votos del panismo veracruzano, a cambio de que colocara en la planilla a su hijo, su primogénito, el “orgullo de su nepotismo”, Miguel Ángel Yunes Márquez, una plataforma que, según sus cálculos, sería decisiva para que su vástago buscara una vez más, en el 2024, la gubernatura de Veracruz.
Ante los aspirantes a la dirigencia nacional de Acción Nacional, Miguel Ángel Yunes se vendió como “el que mueve los hilos” de ese partido en Veracruz. A Marko Cortés no le dejó alternativa, o “se la jugaba” con Pepe Mancha en el proceso estatal, o sería el responsable de la más grande desbandada de que se tuviera memoria en ese partido.
Pero en busca de los votos de Veracruz, Marko Cortés hizo compromisos con los dos grupos. Joaquín Guzmán Avilés le garantizaba una estructura más sólida que la de Yunes, y no le pedía ninguna posición en el Comité Nacional. Su única condición fue que cuidara el proceso estatal, pues anticipaba graves irregularidades.
El lunes 19 de noviembre del 2018, mientras Marko Cortés asumía la Presidencia del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Guzmán Avilés presentaba los recursos de impugnación por el gigantesco fraude que había montado Pepe Mancha, con el apoyo de su patrocinador, Yunes Linares.
El dirigente nacional del PAN, cual Poncio Pilatos, se lavó las manos y dejó que fueran los tribunales electorales los que definieran el rumbo que habría de tomar la elección de la dirigencia panista en Veracruz.
La historia ya se conoce. El Tribunal Electoral del Estado declaró la anulación del proceso y ordenó que se realizara una elección extraordinaria, sentencia que fue ratificada en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Pepe Mancha intentó mantenerse de forma arbitraria al frente de la dirigencia estatal del PAN, pero un apercibimiento de los tribunales obligó al Comité Nacional a nombrar un comité interino y convocar a la nueva elección.
En ese momento la correlación de fuerzas cambió radicalmente. Liderazgos reconocidos del PAN en Veracruz anunciaron su decisión de sumarse a la propuesta de Joaquín Guzmán y dejaron a Pepe Mancha (y, por ende, a Miguel Ángel Yunes) en una posición vulnerable.
Frente a ese golpe mediático, el Clan de los Yunes convocó con carácter de “urgente” a sus principales activos y en la fastuosa residencia de El Estero le declaró la guerra al propio dirigente nacional de su partido:
“Como consecuencia de todo lo que ha pasado, como consecuencia de malos resultados en las elecciones federales, vemos una dirigencia nacional de nuestro partido debilitada, una dirigencia que no ha logrado encontrar un rumbo que le permita llegarle a la gente y que la gente se sienta representada realmente con nuestro partido”.
Ya lo había anticipado ayer: Si la familia Yunes-Márquez pierde la dirigencia del PAN, pierde el único blindaje que le queda.
Después de eso, lo que sigue es la cárcel.
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Epílogo.
La Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) anunció que denunciará por usurpación de funciones a quienes han usado la imagen de la Oficialía Mayor de esa dependencia para la venta ilegal de plazas. *** Zenyazen Escobar García reveló que han detectado la venta ilegal de al menos 10 plazas mediante documentación falsa en Xalapa. Explicó que personas ajenas a esa dependencia se han hecho pasar como funcionarios de la Oficialía Mayor y han cobrado más de 100 mil pesos por una plaza, sin documento alguno que lo sustente.
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