En México, peligra la gobernabilidad y ese es un pendiente de todos los días que tienen todos los mexicanos. Ya no se trata de siglas, de partidos políticos o de pensamientos futuristas de alcanzar la verdadera felicidad, sino de toda la sociedad que día a día se está dando cuenta como se autodestruye este país con tanta violencia, con tanta necedad presidencial, con tanto error gubernamental, con tantas ideas equivocadas que no llevan a ningún lugar.
Nunca se había visto que la propia delincuencia impidiera, vaya, que el propio .
gobierno pueda surtir de energéticos a sus propios grupos policiacos, incluso, al mismo ejército de la nación.
Nunca se había visto que las propias autoridades sean golpeadas por los grupos fuera de la ley y hasta el grado de mantenerlos a raya, cuando todo debería ser al revés.
Nunca se había visto que al propio gobierno, se le retara de tal forma que parece que todo se ha salido de control.
Nunca se había visto que el pueblo mismo tomara sus propias decisiones respecto a su propia seguridad, pues casos hemos visto donde la población ya está cansada de que el gobierno haya sido rebasado y ha tomado la justicia por sus manos, castigando a quienes delinquen y que han logrado atrapar, lo que también, sin duda alguna, está fuera de la ley, pero que parecen acciones necesarias ante la pérdida de la paz y la tranquilidad, incluso ante la inminencia de perder la vida.
No hay avances, por más que se quiera hacer ver todo lo contrario y dentro de poco, los mexicanos y veracruzanos, en especial, serán rehenes de otras fuerzas ajenas, porque el gobierno se habrá perdido y el mando estará, seguramente, en quien o quienes, lo quieren para sí mismos.
Para seguir adelante, el pueblo necesita la mínima existencia de seguridad, de protección de las autoridades y de sus propios gobernantes, porque de otra manera, causará estado la preocupación y entonces no habrá poder humano ni gobierno que pueda evitar una guerra interna, donde todos pudieran estar en contra de todos, como ya parece suceder entre los mismos ciudadanos y sus propios policías, a los que nadie tiene ya confianza, salvo algunas corporaciones que se han comprometido con este quehacer de salvaguarda la vida y el patrimonio de cada mexicano o veracruzano, en todo caso.
El país ya es inseguro por todos los lados que se le quiera ver, porque ya nadie puede estar tranquilo ni siquiera en su propia casa, pues hasta ahí ha llegado la violencia, de tal manera, que la vida, no tan solo en Guanajuato, como dice la canción, no vale nada.
El país, de verdad, que en este momento es un escándalo, callado, sí, pero no deja de serlo por no escucharse a grandes gritos, sino por las opiniones que circulan, por los hechos que suceden a diario y por el propio temor que se desborda en todos los sectores de la propia sociedad.
México, vive preocupado. Sus habitantes ya no duermen como antes, con la tranquilidad de que gozaban, porque saben bien, se han dado cuenta ya, de que el gobierno ha sido rebasado, de que se ha perdido la confianza en los mismos gobernantes, de que sigue la inseguridad por todas partes, de que la estabilidad gubernamental se ha vuelto un mito y de que la gobernabilidad está en peligro.
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DE VERDAD, DUARTE, DICE LA VERDAD
Comienzan, dicen los analistas, a salir a la luz pública, consideraciones no ampliamente conocidas por los veracruzanos, en general.
Sus propios protagonistas, como Duarte, ya están utilizando las estrategias necesarias para esclarecer muchos hechos que no se encontraban en la propia agenda de la opinión pública.
Temas peligrosos que se sabían a medias, pero que no se había completado su entera difusión, cosas que la misma vida política de un Estado, como Veracruz, guarda en sus anales para los mejores tiempos.
Y si, cuando los mismos protagonistas de la vida pública, deciden abrir sus propios archivos, es cuando también se revelan los misterios, se acomodan las historias y se escapan algunos datos que muchas veces faltan en el tablero del ajedrez político.
Pero si de verdad, Duarte, dice la verdad, cuidado, porque entonces vendrán las respuestas a muchas interrogantes que aún están pendientes, porque el caso de Duarte, no es tan simple como se ha mostrado, no, hay de por medio infinidad de situaciones que solo ellos, como Duarte, efectivamente, conocen de primer mano.
Y es que hay tanto desacuerdo, tanta traición entre los mismos grupos, que todo parece que ya es tiempo de que comience a salir la verdad por todos lados, pues de esta manera es como también podría iniciarse una nueva etapa, diferente por cierto, para que grupos ajenos o partidos diversos, no puedan aprovecharse de cada situación de esta naturaleza.
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POR INCREIBLE QUE PAREZCA
YA SE HA COMENTADO en otras ocasiones, no tan solo en este mismo espacio, sino en otros más que han ido observando el camino que llevan las cosas políticas en el Estado, cuando menos, aquí, en el Estado, de que hay iniciativas políticas increíbles que pudieran concretarse.
Se han de acordar, amigos lectores, que hace poco, surgió por ahí la idea, que no se sabe de quién es, de que para derrotar al partido en el poder, se tendrían que hacer uso de las estrategias políticas, como son las alianzas necesarias.
No faltó quien pusiera el grito en el cielo, pero han surgido y siguen surgiendo más posibilidades de que pronto los partidos políticos más fuertes, como es el PAN y el PRI, puedan llegar a estos acuerdos, que si bien son contrarios a su propia posición e ideología política, son estrategias políticas necesarias ante la fuerza que ha desplegado el partido político en el gobierno.
Suponiendo que así fuera, esto no sería para siempre o por un buen trecho en el quehacer político del país, sino de un momento necesario para poder establecer, nuevamente, la competencia, porque ahora, pos sí solos, estos partidos políticos podrían seguir perdiendo posiciones tan importantes como es la gubernatura y la presidencia.
Que hay indicios de una posible alianza, claro que lo hay y no se verían mal, pues en política, todo puede suceder.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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