Lástima, como le dijeran a Margarito, porque los mismos veracruzanos, que se dieron cuenta de esta posibilidad, hoy siguen a la expectativa de lo que pueda suceder, ya que por culpa, no de Winclker, sino de los dos funcionarios de gobierno, el Estado, sigue padeciendo serios problemas de inseguridad y hasta de una presunta ingobernabilidad.
Decíamos, apenas hace unos días, que es necesario que haya seriedad gubernamental, porque los gobernados, sencillamente, ya no creen nada y que todo esto seguramente se reflejará en las próximas elecciones, pues ya se viene considerando que otra oportunidad se ha perdido en la entidad veracruzana, para tener, por lo menos, el inicio de un proceso de cambio que asegure a los veracruzanos, que se hacen los esfuerzos y que se tiene la plena voluntad para gobernar con compromiso.
En su reciente visita al Estado de Veracruz, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, volvió a alzarle la mano al Gobernador, ratificando ante los veracruzanos, la confianza que tiene en el mandatario estatal, de tal manera, que los pleitos seguirán adelante y con esto, todo el tiempo que sea necesario, mientras que el Estado, se deshace en las manos del pupilo más querido del mandatario nacional.
La esperanza de que tanto el Gobernador del Estado, como el mismo Fiscal General del Estado, finiquitaran sus diferencias, se ha perdido y solamente queda pensar que el ejecutivo estatal, sigue instrucciones superiores, pues bien se ha dicho que el Presidente perdona, pero no olvida y esto lo comentamos por la enemistad política y hasta personal con quien fue Gobernador del Estado, por dos años, Miguel Ángel Yunes Linares, pues en esto hasta la razón le damos al mandatario estatal, después de que recibió insultos directos durante su campaña.
Así que hay orígenes profundos en este pleito entre el Gobernador y el Fiscal, pues los dos han adoptado de manera personal, las diferencias entre sus respectivo jefes. No se sabe, con exactitud si en verdad hubo reunión y acuerdos, pero lo más importante es que no se han dado los momentos de pacificación, cuando menos en el interior de la presente administración estatal, lo que ya se está reflejando, necesariamente, hacia el exterior.
Y no se ve para cuando estos problemas puedan terminar, ya que llevan nueve meses y todo indica que se llevará todo el tiempo que ambos personajes quieran, pues se encuentren investidos con el poder que detentan con sus respectivos puestos.
Para el Gobernador del Estado, han transcurrido nueve meses de gobierno y ya viene, también, el primer informe gubernamental, donde el mandatario estatal estará obligado, constitucionalmente, a comparecer ante el Congreso local para hacer del conocimiento el trabajo que se ha desarrollado, lo que muchos ya califican como nulo, puesto que lo único que se tiene que informar es el constante pleito político en el que se encuentran enfrascados los dos políticos mencionados.
Veracruz, sigue, como todo el país, sumido en el gran problema de la inseguridad, porque no se han tomado las acciones correspondientes, luego de que todo parece indicar, que no se han definido los campos de la competencia y obligación de las dos dependencias, como es el caso de la prevención de los delitos y la persecución de los mismas y de los que presuntamente los cometen.
En fin, El gobernador Cuitláhuac García Jiménez, terminará el sexenio que le corresponde y el Fiscal General del Estado, seguirá ahí, donde se le ha puesto por el término de nueve años.
Esa es la realidad.
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NO MAS QUE LOS DEMAS.
EL PRESIDENTE de la República, Andrés Manuel López Obrador, ha llegado al momento de su primer informe de gobierno, rendido de acuerdo al mandamiento constitucional.
Ayer, fue entregado al Congreso federal, para su estudio y valoración posterior, mientras que los mexicanos, antes que los diputados, ya han dado su veredicto a través de las encuestas que se han realizado con este motivo, lo que ha dado como resultado que en estos momentos, el mandatario nacional, llegue con una aceptación similar a sus antecesores, incluso, hasta superado por el ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa, considerando los primeros nueves meses de gobierno.
Esto quiere decir, que el respaldo de los treinta millones de votos, se ha venido abajo y que difícilmente crecerán, salvo que las cosas mejores en el futuro, aunque para muchos de los encuestados esta posibilidad está muy lejos.
Así es que el Presidente López Obrador, llega a su primer informe de gobierno, seriamente disminuido en su aceptación popular, considerando que hasta hace pocos meses, todavía se mantenía cerca del setenta por ciento en la confianza popular.
El problema es que las decisiones que se tomaron sin hacer los estudios correspondientes, lo encaminaron a este porcentaje de aceptación, pues tan solo la cancelación del nuevo aeropuerto de la ciudad de México, por mero capricho, le está costando al país una millonada que para la gran mayoría de mexicanos, ni siquiera es comprendida del todo, además de regalar dinero a los jóvenes en lugar de ponerlos a trabajar y apretar, para ello, el cinturón de todos los habitantes de esta nación.
Así, los mexicanos, no lo seguirán, incluso, los de su mismo partido, pues para todos, como lo hemos comentado en otras ocasiones, no es nada cómodo que le cierren las bolsas de sus pantalones, ya que con ello mantienen a su familia y el derecho, legítimo, a tener otras oportunidades de una vida digna.
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AL PARECER, NO HUBO REGAÑO
NADIE DICE NADA, pero lo que suponían los veracruzanos, de que al llegar a tierras veracruzanas, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, regañaría al Gobernador del Estado, Cuitláhuac García Jiménez, por haberle pasado otros datos que no correspondían a la verdad sobre los hechos de violencia en Coatzacoalcos, se quedaron solamente esperando que se dieran a conocer los pormenores.
La verdad de las cosas, es que el mandatario nacional, que estuvo en Veracruz, el viernes pasado, mandó a traer al ejecutivo estatal, para que lo acompañara desde la ciudad de México, hasta los lugares que visitaría en tierras veracruzanas. Dicen los que saben que no hubo ni siquiera una jalada de orejas.
Pero, también, se ha pensado, que ahora los regaños son discretos y que tal vez, sí hubo alguna llamada de atención, pero que se cuidó bien de que no trascendiera. Sin embargo, para los veracruzanos, no pasó nada y es eso lo que hasta este momento, no se han logrado explicar.
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Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
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