“La venganza es sólo un placer de pequeñas almas.” – Juvenal.
La lógica no opera bajo la concepción tradicional, los hechos y eventos suscitados al amparo de la Cuarta Transformación van contra corriente.
La esencia del actual régimen es hacer lo contrario a lo que parece ser lo correcto.
Sin justificar su conducta, esta pudiera obedecer a la lucha siempre en contra de la autoridad y la Ley, en amparo a señalar injusticias de orden social y económico a lo largo de muchos años.
Observar que muchas de sus acciones obedecen a las venganzas, al revanchismo, retratan de cuerpo entero el alma de estos espíritus pobres de quienes nos gobiernan.
Mirar como de una u otra forma el actual régimen transmuta los delitos de quienes violaron la norma vigente, bajo argumentos como ese de que el pueblo es bueno y sabio, de que les hagan caso a sus mamacitas, de otorgarles una amnistía a quienes se dedican al crimen organizado en algunas de sus cadenas de producción, alarman.
Aunado a ello, ver como en televisión abierta se da este proceso de santificación y redención de un alma buena y pura como la del ex gobernador Javier Duarte, a quien un enfermo y psicópata ex gobernador como Miguel Ángel Yunes -su acérrimo rival- es señalado y culpado por solo cumplir con lo que marca la Ley, resulta verdaderamente insultante.
¿Dónde y cuándo los mexicanos habremos de reaccionar ante tal violación al estado mismo de derecho?
Mirar como con artilugios legaloides, el país se sume en la peor crisis de inconstitucionalidad desquicia más, casos como Baja California, en donde se hará la voluntad de un candidato -que no del presidente, no piense mal- a lo que parece un ensayo de como garantizar la perpetuidad en el encargo.
Mirar cómo se elimina la autonomía de una Fiscalía General en el Estado de Veracruz, para colocar ahí a un responsable carnal, confirma la filosofía de la 4T, lo que no nos sirve se debe violar a un cuando exista el mecanismo jurídico para modificarlo y adecuarlo.
El fundamento de su actuar, basado en un resultado electoral sin precedente en la historia de los cambios democráticos del mundo -me atrevería a citar- no los justifica.
Y no porque no tengan razón, sino porque para llegar al poder, lo hicieron bajo un marco constitucional plenamente establecido y reconocido incluso por ellos.
Ahora bajo ese argumento, toda acción que se ejecuta tiene un contra sentido.
Si la Ley pide que sea por aquí, el nuevo régimen busca como saltarlo, violando incluso a la misma norma, acción que evidencia una altísima falta de probidad, porque aun cuando el discurso apele a combatir la corrupción, el proceder, es fomentador de actos corruptos e ilegales.
De esa manera, se quita y se nombra, se asigna y consigna, se imparte y reparte todo lo que se pueda uno imaginar.
Bien afirmó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador esto es un cambio de régimen, -y sumaría a su dicho- el proceso de adaptación costará miles de vidas y de millones de pesos perdidos.
Bajo este escenario ¿México esta muy dispuesto asumir los gravísimos costos de esta cruzada fratricida?
Al tiempo.
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