Y no se equivocó.
Quince días después durante la entrega del Paquete Económico 2019 vino el carambazo. A la UNAM le recortaron mil 23 millones de pesos de subsidio federal. Al Politécnico 167 millones y a la UAM 240 millones de un plumazo.
Como presidente electo López Obrador se reunió con los integrantes de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior, a los que les prometió que una vez que se terciara la banda tricolor recibirían al menos el mismo presupuesto que en 2018. Pero como presidente en funciones se olvidó de su promesa y los mandó al diablo desde el primer día.
Las tres instituciones hicieron recortes y suspendieron programas. Lo mismo pasó con otras universidades que resintieron el latigazo de la austeridad republicana.
Y sucedió lo que tenía que suceder.
Al menos 25 universidades públicas y 45 sindicatos universitarios realizaron este miércoles un paro de labores de 12 horas en protesta por la falta de presupuesto. Esto ha propiciado que las universidades de Morelos, Chiapas, Tabasco, Nayarit, Zacatecas, Oaxaca, Michoacán, Estado de México y Sinaloa no tengan ni para pagar a sus trabajadores.
Pero se toparon con pared.
López Obrador les advirtió que no cederá a “chantajes” aunque se pare todo el país. Y añadió que no les dará ni un peso más “porque no se puede dar dinero a diestra y siniestra”.
Siniestra es la bomba que el propio mandatario está activando y que puede estallar si se siguen recortando los recursos a las universidades.
Andrés Manuel dice que no aceptará chantajes, pero ya lo chantajearon y bien feo los estudiantes de la Normal de Tenería que tras secuestrar 92 autobuses con todo y choferes, se sentaron a dialogar en la Secretaría de Gobernación y obtuvieron todo lo que pidieron.
Esta vez no se trata de una escuela Normal, sino de 25 universidades y 45 sindicatos cuyas demandas son justas. Pero a los que les contestaron muy golpeado.
¿Era necesaria tanta rudeza verbal contra unos paristas que ni siquiera tomaron instalaciones y hoy se presentarán a laborar?
Reitero, se trata de más de dos docenas de universidades y casi cincuenta sindicatos que se sienten abandonados y menospreciados. Ayer pararon por las buenas, pero por las malas… aguas. Si sigue el menosprecio y el lenguaje rudo contestarán. Y en plan de bronca pueden hacer algo más que parar al país.
Un analista político me dijo que es bien difícil que el problema escale hasta salirse de control porque las universidades y los sindicatos se están enfrentando a un presidente que tiene el apoyo de siete de cada diez mexicanos.
Yo tengo mis dudas.
He sabido de sujetos que han tenido una popularidad que rozó el cielo y en cuestión de meses se fueron a pique para no levantarse más.
Carlos Salinas es uno de ellos.
Por otra parte, no entiendo el menosprecio de AMLO por las universidades públicas. Es sabido que quiso tanto a la UNAM que se chutó 14 años en la Facultad de Ciencias Políticas.
bernardogup@hotmail.com
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