Desde el principio de su mandato ha procurado decir con voz fuerte y para que se escuche, que es un Presidente Juarista, respetuoso de la ideología de este célebre personaje de la historia mexicana, que profesa sus creencias y doctrinas llevadas a cabo durante el mandato de Juárez en la Presidencia de México.
Quizás valdría la pena recordarle a López Obrador lo que Juárez fue y sigue siendo para México como nación, como país, podrían sin lugar a dudas haber opiniones a favor o en contra de lo bien o mal que gobernó Benito Juárez García en aquellos tiempos, pero de una cosa podemos estar seguros, Juárez era un hombre de convicciones, de congruencias, de acciones y decisiones apegadas a la Ley a la norma para bien o para mal, según fuera el caso.
Hoy al frente de la Presidencia de la Republica tenemos a un personaje enfermo de poder, incongruente, fuera de sus cabales, con un discurso que polariza a todo un país, que no respeta las leyes mucho menos las instituciones del estado mexicano y que para rematar ahora compara su política social con el cristianismo porque según él ambas tienen como propósito el humanismo y el amor al prójimo, no conforme con eso se equipara a “JESUCRISTO” y dice textual: a JESUCRISTO lo perseguían por defender a los humildes, por defender a los pobres”.
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¿Sabrá López Obrador que estamos en un estado laico?, y que precisamente fue Juárez quien defendió a toda costa esta circunstancia, que es precisamente el artículo 40 Constitucional el que nos habla del estado laico en el que vivimos.
Estamos viviendo lamentablemente un gobierno de ocurrencias presidenciales, de tomadas de pelo para con el ciudadano, de mentiras veladas y otras en abierto, de salvadores mediáticos, el país se cae a pedazos, en todos los sectores, productivo, social, económico, político. La gente no está contenta como se hace creer todos los días en las mañaneras, en los discursos estridentes, con doble moral.
La justificación a la falta de acciones gubernamentales y que son responsabilidad del propio gobierno a anteriores administraciones ya no es suficiente, raya en lo absurdo y estúpido, justificar la ineptitud actual con lo que se dejó de hacer antes es una burla para la inteligencia del ciudadano, te habla de ineptitud, de soberbia mal entendida, de estupidez y de un enorme ego que ciega y nubla la mente, llevándolo a tomar determinaciones fuera de lugar, erróneas.
Hoy, en México son tiempos de cambio, no para bien, sino todo lo contrario, hay enorme preocupación por lo que vaya a suceder en los largos 5 años faltantes de un gobierno cada vez más desviado, ahogado en sus propias mentiras, sin liderazgo real, gobierno de chocolate, de mentiras, y con un tipo fuera de sí. La única ruta que nos queda como ciudadanos es alzar la voz, llamar a la cordura, a la congruencia, y sobre todo a la UNIDAD Y LA MESURA GUBERNAMENTAL.
Y solo como recordatorio a López Obrador, ahora que se siente Jesucristo: “Él no ostento ningún cargo de representación, ni manejó dinero público, a él lo persiguió el estado no la ciudadanía opositora, y no por apoyar a los pobres, sino por predicar la palabra de Dios, que así sea”. Correo electrónico: bernardobellizzia@hotmail.com |