Los enviados del Gobierno Federal tienen, a decir de mis informantes, las mismas características que AMLO ha destacado en Cuitláhuac García: honestidad y lealtad. Dentro de su misión estuvo, justamente, que nadie del equipo del mandatario estatal supiera de su presencia.
Estuvieron en todas las comparecencias de los Secretarios, escucharon su exposición y respuestas a diputados aliados y opositores. Tomaban nota de todo, grababan, y después, en sus respectivas habitaciones de hotel, preparaban reportes que discutían en reuniones con los demás enviados.
Ya todos se han ido. Su trabajo terminó al entregar ese informe en las manos del Presidente López Obrador, justo antes de que abandonara territorio veracruzano. Retornarán para efectuar tareas con miras a las elecciones; centrarán sus fuerzas en los municipios que gobierna Morena, buscando no perderlos.
Parte de su trabajo era pasar inadvertidos a los ojos del Gobierno de Veracruz, y no porque fueran saboteadores o espías, sino por la naturaleza de su objetivo, el cual no podía verse manchado ante algún factor que buscara influir en los resultados de cada Secretario.
Con base en el informe de los enviados de AMLO a Veracruz, en breve habrán de tomarse decisiones sobre la permanencia o no de algunos Secretarios de Cuitláhuac García. Removerlos o dejarlos en su cargo nunca ha sido una atribución del Gobernador, sino del Presidente.
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