En la opinión consultiva que se solicito a la convención interamericana de derechos humanos y la resolución que dictó la suprema Corte de Justicia de Bolivia, determinó  que  el presidente Evo Morales, podía aspirar a una nueva reelección,  porque eso lo determina electorado, de otra suerte,  se afectaría un derecho humano a votar y ser votado, luengo entonces , eso abrió el camino para que se pudiera postular para  otra contienda presidencial.

Sin embargo, como  la política que puso en práctica en su ejercicio gubernamental,  -logró elevar el producto  interno bruto a más de 8 puntos y la derrama económica se sintió en el gran conglomerado indígena, único país de latinoamericana en esas condiciones de desarollo- de la que, por cierto, el forma parte prístina, se arreció la embestida para obstaculizar  su  postulación y luego la elección que gana con más del 40  por ciento de votos, suficiente para que no fuera necesaria  una segunda vuelta, pero lo de siempre, la Organización de Estados Americanos, – organismo que manipula Estados Unidos y un tal Almagro- alegaron fraude electoral y alentaron enfrentamientos pero, ante el riesgo de sacrifica a  inocentes, Evo Morales dejó la responsabilidad que la ciudadanía la había encomendado, ante que masacrarlo.

Así, al través de maniobras fraudulentas de la oligarquía criolla,- complicidad extrema de la OEA- se  busca un impostor y es una mujer, instrumento servil para seguir hundiendo al pueblo en la miseria y lo logra con creces, pero con su cinismo característico, ni siquiera se espera a los resultados finales del conteo electoral , sino que de inmediato declara su derrota y de ahí, al rincón oscuro de la historia con su golpe pinochetista, junto con Carlos Mesa y Fernando Camacho, instrumento execrable de corrupción e impunidad, y consolidar su  desprestigio,  de por si evidente, y que cada día se afianza  más.

Ese golpe a la democracia de Bolivia, eleva la conciencia social, pues dura lo que la flor de loto, al igual que pasó con Chile que está viviendo las consecuencias de ese  pasado ominoso y todo porque los intereses creados son de tal nivel, que no  es fácil desenterrarlos  para siempre , porque queda algo de la escoria que se formó con el tiempo, tan es así que la derrota de la oligarquía  y demás satélites  no pudo ser mayor.

Estos acontecimientos demuestra la servidumbre que impera en latinoamericana, pues con excepción de algunos países que  mantuvieron sana distancia con el gobierno golpista e impostor, en tanto otros de inmediato reconocieron a ese gobierno de facto y ello obedece a la presión del imperialismo norteamericano que , sin importarle el daño que ocasiona a los pueblos, mantiene una actitud necia y perversa por socavar la libertad, en tanto presume  y de lo que carece como es el respeto a los derechos humanos.

En estas condiciones, vuelve Bolivia a la normalidad, después de esa larga pesadilla y la inmunda impostara- cuyo nombre no debe recordarse-  se podría ir tranquila , sin la conciencia social que debe anidar a todo servidor público, al oponerse, pese a que lo aprobó el congreso,  el otorgarle a los más pobres un bono de apoyo para paliar un poco  la epidemia, lo que ahora se verá reflejado con el arribo de este  nuevo amanecer en que democracia prueba que así se extirpa a los golpistas.

Y, toda proporción guardada a lo que enfrentó Evo Morales  en Bolivia , México quiere  vivir  y esta viviendo  un cambio profundo y se ha topado  con grandes intereses que se niegan  a morir, así,  más de ocho millones de adultos mayores reciben un apoyo económico  cada dos meses, becas para estudiantes, estímulos económicos a los jóvenes, retiro del fraudes con los fideicomisos para que los apoyos se entreguen directamente, en fin , una serie de decisiones que no se encaminan a rescatar a los bandidos de siempre- Fobaproa, rescate de los bancos- y a evitar la defraudación y elusión fiscal, eliminación de empresas fachadas, contratación de obra pública con la garantía de su realización y sobre todo, un sistema de salud generalizada, adunado a que se está enfrentando de manera enérgica,  la corrupción e impunidad de los gobiernos  desde Salinas hasta Peña Nieto y las cárceles darán cuenta, en el corto tiempo, de toda la podredumbre que ubica a México como uno de los países más corruptos del mundo.

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