Hace algunos días, el Gobernador Miguel Yunes Linares dijo que ejercería su presupuesto, y que por lo tanto, el próximo Ejecutivo debería gestionar ante las instancias correspondientes, los préstamos necesarios para enfrentar las necesidades de Veracruz, lo cual fue visto como un episodio más de las evidentes diferencias entre “el saliente y el entrante”.
La semana pasada escribí que “para nadie es un secreto que Miguel Yunes y Cuitláhuac García no se tomarían ni un café, a menos que los obligara la constitución veracruzana. Los dos no se pueden ver, literalmente, ni en pintura. Basta preguntarle a uno sobre el otro para observar respuestas rápidas y a la defensiva”. Cada semana se confirma la enemistad.
Por su parte, ahí, en el CEN del PAN, ven “muy comprensible” que Yunes ocupe su presupuesto. “A ver, si tanto trabajo le costó salir adelante con todo el quebranto financiero que le dejó Duarte, está en su derecho de entregar buenas cuentas hasta el final. Yunes no está en condiciones de dejar dinero después trabajar dos años lleno de deudas heredadas”.
“La verdad es que Cuitláhuac debería estar agradecido de que Yunes le deje el estado encaminado para salir del desastre que tenía. Que no se nos olvide que el PAN perdió en Veracruz, pero obteniendo una votación con la que no debió entregar el poder; tengamos memoria”, me dijeron en la dirigencia nacional blanquiazul.
Mientras que en la Colonia Roma, ahí, en un sitio cercano al lugar donde despacha AMLO, cerré mi plática con el morenista. “Una de las derrotas que más le dolieron a los panistas fue la de Veracruz; es cierto que obtuvieron muchos votos, pero nuestro candidato logró más. Ojalá superen pronto el trauma, pues los principales afectados serán tus paisanos”.
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