Fue un martes. El 7 de mayo del presente año. En el puerto de Veracruz, el secretario de Gobierno, Éric Cisneros, y el de Seguridad Pública, Hugo Gutiérrez Maldonado acudieron a la sede de la delegación estatal de la Fiscalía General de la República (FGR) para denunciar al titular de la Fiscalía General del Estado de Veracruz (FGE) Jorge Winckler Ortiz por “su probable participación en la constitución de delitos que tienen que ver con la procuración y administración de justicia”.
El argumento fue que Jorge Winckler “tuvo escondidas más de 150 órdenes de aprehensión, entre ellas de algunas de delincuentes de alto impacto que ante la inacción de la justicia disfrutaron de total impunidad”.
La respuesta del Fiscal de Veracruz se dio horas después.
Difundió un comunicado con dos fotografías, en el que daba a conocer que ese mismo día se había reunido con el titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales de la Fiscalía General de la República (FGR), Felipe de Jesús Muñoz Vázquez, “para analizar los avances en las investigaciones de algunos casos que han lastimado y atentado en contra de los veracruzanos”.
Este domingo 2 de junio, en el periódico capitalino El Universal, el analista Roberto Rock se preguntó cuál es el papel que Felipe de Jesús Muñoz Vázquez está jugando en la llamada “cuarta transformación”:
“Es un secreto a voces, incluso fuera de México, que Muñoz Vázquez (acusado de tortura cuando fue procurador de Aguascalientes, cesado del mismo cargo en Colima, siempre alfil priísta) representa un extrañísimo entendimiento en la transición del poder entre la anterior administración y la que este fin de semana cumplió seis meses en funciones. Ello explica que la iniciativa de muchas denuncias no esté proviniendo del despacho del fiscal Gertz sino de la oficina de Santiago Nieto, a cargo de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda”.
El encuentro no iba a ser divulgado, pero les pareció oportuno para amortiguar el golpe mediático que representaba la denuncia penal en su contra.
Y no se iba a divulgar porque, contrario a lo plasmado en el boletín de la FGE (“En dicha reunión se constataron los avances coordinados en las indagatorias que se siguen contra ex funcionarios públicos y se refrendó la disposición de ambas instituciones en trabajar de manera conjunta para dar con los responsables de estos condenables sucesos que han lastimado a los veracruzanos y al país en general”) en realidad lo que analizaban eran las implicaciones jurídicas de una eventual renuncia de Jorge Winckler al cargo de Fiscal.
No hay que perder de vista otra denuncia penal en contra de Jorge Winckler, la presentada por el exdirector de Servicios Periciales de Veracruz, Gilberto Aguirre Garza, por tortura, denuncia que también incluye a Miguel Ángel Yunes Linares.
Jorge Winckler tiene claro que su permanencia en el cargo depende de la voluntad de su jefe y maestro, Yunes Linares, pero a él le tocará procurar que su salida no se convierta en el disparo de salida para que toda la jauría se lance en su contra. Para ello requiere “aliados” en el equipo contrario y ese será el papel de Felipe Muñoz Vázquez.
No hay marcha atrás. En las oficinas de los más altos mandos de la Fiscalía están empezando a destruir documentos que pudieran incriminarlos.
Preparan su partida y saben que si su jefe Winckler consigue un blindaje, éste no alcanzará para proteger a todos.
filivargas@gmail.com |