Para enfermedades actuales
Explicó que al consumir medicina tradicional de forma responsable y siguiendo las dosis recomendadas de acuerdo con edad, peso y enfermedad, no se tienen efectos secundarios, como sucede muchas veces con el medicamento patente.
Su consumo, dijo, es una opción accesible para las personas que se encuentran en una difícil situación económica, pues quienes viven, por ejemplo, en un contexto indígena náhuatl, difícilmente pueden viajar a ciudades como Tuxpan o Poza Rica para ser atendidos por especialistas, y posteriormente adquirir costosos remedios.
“Las hierbas están afuera, es algo natural, sólo es cuestión de identificarlas, saber prepararlas y poder hacer una buena receta para cualquier padecimiento”.
La medicina tradicional es tan vasta que puede contribuir a mejorar la calidad de vida de enfermedades actuales como la diabetes, niveles altos de triglicéridos e hipertensión.
Preservación del conocimiento
El problema que tenemos actualmente, agregó, es que la medicina tradicional se está perdiendo y nuestros abuelos fallecen, son celosos de su sabiduría y se lo llevan, aunado a que a los jóvenes no les interesa conocer para qué pueden ser utilizadas las hierbas.
Esto es a raíz de que en muchas ocasiones no se ha respetado la información que se comparte, han llegado universidades e incluso empresas a estas zonas y después de obtener recetas las han patentado, sin respetar los derechos de la población indígena que se las compartió.
Por ello, ahora se cuida trabajar para la población, no para que se convierta en negocio; se trata de un esfuerzo por preservar la cultura y que se reproduzca a las siguientes generaciones.
“Buscamos que esto pueda ser preservado, y estamos tratando de escribirlo y conformar una base de datos de las plantas que contenga su nombre, para qué sirve y en qué porciones tomar”, detalló Hernández Reyes.
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