Tres años son muy poco tiempo para que la gente olvide el enorme daño que le hicieron a México y a Veracruz.
¿Qué significado tiene este mandato para quienes desde ahora somos sus mandatarios? Para diputadas y diputados, presidentas y presidentes municipales, síndicas y síndicos, regidoras y regidores que en noviembre y en enero llegarán -algunos repetiremos- abanderados por la Cuarta Transformación. Pues no hay que pensarle mucho, ni buscarle vueltas: los mandatos del pueblo se obedecen sí o sí.
Porque así como el voto de la gente fue brutal con nuestros opositores, para nosotras y nosotros, a quienes nos favoreció, la dimensión del compromiso a nuestras espaldas también es enorme. El compromiso de seguir en la ruta de los cambios, de seguir con la austeridad, de hacer valer la ley, de poner al pueblo en el centro de las decisiones públicas, de no robar, de no mentir, de no traicionar a nuestros mandantes. Sólo cuando el mandato se lleva a los hechos podemos decir que ha triunfado la democracia.
Hay poco tiempo para festejar y mucho para planear el trabajo que viene, porque los siguientes meses se irán como agua.
Por lo pronto, sólo nos queda agradecer la confianza. Agradecerla de la mejor manera posible: honrando nuestra palabra. Transitando entre lo dicho y lo hecho. Ejercer nuestra encomienda como dice un clásico: mandar obedeciendo.
Diputado local. Presidente de la Junta de Coordinación Política.
(Columna "Parlamento Veracruz") |