Era absolutamente previsible que la dictadura cubana no iba a permitir que la convocatoria del movimiento “Archipielago”, conformado por disidentes cubanos en la Isla, a las protestas que habrían de celebrarse el pasado 15 de noviembre, o sea antier, escalaran niveles incontrolables para el régimen y que se valdrían de todos los medios de represión, intimidación, persecución y bloqueo de los liderazgos visibles para desvirtuar las manifestaciones en la lógica de que desactivando a los líderes, se desactivaría el movimiento lo que en florido español conocemos como: “Muerto el perro se acaba la rabia”
Así, desde la semana pasada vimos, por un lado, el criminal bloqueo de la señal de internet en la Isla para evitar otro capítulo como el suscitado en Egipto, donde la caída del régimen se dio a través de la amplia convocatoria generada en las redes sociales, y por el otro un inhumano cerco a los domicilios de las “cabezas visibles” del movimiento, mismo que apenas en julio pasado tuvo un rotundo éxito merced al factor sorpresa por la espontaneidad con que se dio en aquel momento, sin embargo, el llamado a manifestarse este 15 de noviembre se dio con tal anticipación, lo cual era absolutamente necesario, que dio tiempo al gobierno de activar todos los mecanismos represivos con que cuentan y de los que hacen gala cada vez que la indignación popular se hace manifiesta.
Hace apenas unos días empezaron a deslindarse del movimiento sendos activistas con el argumento de que por el bien de la paz y la tranquilidad en la Isla no participarían en las protestas; lo cual, no podría ser más obvio que se debió al efecto de las amenazas, intimidación y presión del régimen dictatorial de Díaz Canel; y el mismo día de la marcha trascendió que Junior García, “cabeza visible” de “Archipielago” apareció en España donde se exilió, para seguir dando la batalla desde el exterior al lado se los millones de cubanos de la diáspora. Al respecto es de sospechar que fue el propio régimen el que lo subió al avión que lo sacó de Cuba, pues es inexplicable que un activista cuyo domicilio está cercado por las fuerzas represivas del gobierno haya podido romper el aislamiento para escapar y “salvar su integridad”.
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Con todo esto queda demostrado que el régimen cubano difícilmente será destituido desde adentro de la Isla por los cubanos residentes allá y que se necesita más que los reportajes de CNN y el bloqueo comercial de USA para sacarlos del poder, por lo que solo una verdadera solidaridad internacional, así como el regreso masivo a la Isla de los 3 millones de exiliados cubanos, que finalmente dejen la comodidad de sus glamourosas vidas en el exilio y vayan al rescate de sus compatriotas secuestrados en su propio país por un régimen al que hace muchos años ya desean se le ponga fin.
Antes de crucificar a Junior acusándolo de cobarde y traidor y de descalificar al pueblo cubano señalándolos de “agachones” como empieza a trascender en algunos medios es importante ubicarse en la circunstancia de cada uno pues es muy fácil criticar ferozmente cuando no se está sufriendo el acoso, la amenaza y la brutal represión que el régimen infringe a sus ciudadanos. De tal forma que, si no sucede algo extraordinario, en Cuba “Hay dictadura pa rato”. |