“Vale más tener un modesto origen y vivir satisfecho entre los humildes, que pavonearse en un enojo espléndido y revestir una tristeza de oro”
William Shakespeare
La noche de martes, veinticuatro horas después del incendio en el súper abarrotes Sánchez, en pleno centro de Teocelo, comentaba un modesto y amable vecino dedicado a las labores de la siembra en su finca de cafetos, plátanos y que al percatarse del grave peligro que corría su familia cercana al lugar de la tragedia y de los vecinos todos de la calle de 5 de mayo… se sinceró:
“No fuimos por aplausos, a colaborar con los bomberos en el incendio de doña Estela; fuimos por propia voluntad y porque sabíamos del peligro para el pueblo… ¿ sabe qué hice ?
Antes de apoyar a los voluntarios, si, mucho antes de la llegada de los bomberos, me vacié en el cuerpo cubetazos de agua, en toda mi ropa desde la cabeza hasta los zapatos y entramos a apoyar, ya estaban los empleados intentando apagar el incendio con agua que aventaban con cubetas pero el fuego ya se estaba extendiendo… desde arriba se escuchaban las voces de angustia y de auxilio de la gente, de los vecinos, escuchamos cuando llegaron los bomberos pero se dilataron en acomodar la escalera, en prepararse con su ropa adecuada, cascos y gruesas chamarras, nosotros no, así con nuestra ropa mojada y sentíamos el calor del fuego pero no nos rajamos…
La misma gente de abajo que aumentaba porque llegaban de todos lados del pueblo, nos daba valor, si ellos que contemplaban las llamaradas desde la calle, se ordenaban para acarrear agua en cubetas, Rotoplas, en bandejas y hasta con pipas de Teocelo, nosotros con más razón le pusimos valor sin pensar quizás que se estaba en peligro, si existía el temor por los tanques de gas y de las casas vecinas, pero todos colaboraron siendo una calle comercial y en donde se localizan panaderías, dos tortillerías, dos consultorios médicos, nieves El Nevado, una funeraria, carnicería, la Comex, zapaterías y tiendas de ropa, tienda de celulares, dulcería y ellos por la hora de la noche, permanecían cerrados, solo Fasti y la panadería estaban abiertas…
Cuando se logró controlar el fuego, nos asomamos del segundo piso, se encendieron las luces y la gente reunida para apoyar, aplaudió lo mismo a los bomberos como a nosotros los voluntarios ciudadanos de Teocelo, bajamos entre aplausos y cuando llegaron los bomberos de Xalapa, ya controlado el incendio, continuaron los aplausos pero en verdad… no venimos para ganar aplausos.
Comentamos entre nosotros, dijo el héroe anónimo, unos amigos de la Gloria Escondida, del Calvario, del Sumidero que se sentían satisfechos porque se pudo apagar el fuego y al ver tanta gente que aún seguían ahí con sus cubetas, en los comentarios, entre sollozos y lágrimas porque fue impresionante admirar la unidad y el valor de la gente que llegaron de las colonias, de los barrios, por ejemplo, los de la calle de Belisario Domínguez, haciendo fila con cubetas desde la entrada de dicha arteria, pasando por la escuela y la comandancia hasta llegar al lugar del incendio…
Fue un llanto causado por la impresión de tanta ayuda del pueblo, se evitó una tragedia y se comprueba una vez más que Teocelo es grande, como grande es su valor y su corazón, merece el título de heroico que se lo debe dar el ayuntamiento, es en serio, porque la actitud de esta noble gente fue desinteresada en lo material, si se pudo presentar la rapiña, pero en Teocelo no, y eso habla bien de la honestidad y la dignidad de la tierra del Dios Tigre, que conserva y guarda su propia identidad, inigualable ante el enfrentamiento de catástrofes y de adversidades…
Pueblo que merece el aplaudo, a pesar de que los voluntarios en este incendio, reiteraron:
¡¡ Apoyamos pero no para ganar aplausos… !! |