A Sagrario…
En el Día del maestro
Hija…cuántas ocasiones hemos coincidido en charlar acerca de la responsabilidad de crear conciencia en la educación, como un acto de amor, de valor y de responsabilidad, recordando cuando en tu niñez, escasos cinco años hija, tomabas en tus dos manitas los libros de todos los títulos que lograbas alcanzar en tu hogar y con una rapidez, pasabas hoja tras hoja, según tu método, leyendo y tu mamá y yo, te escuchábamos ante el asombro de tus hermanos, Alfonso y Aldo, la Trinilla llegaría años más tarde, afortunadamente para alegrar la casa, el hogar, la familia…
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Estos momentos de tu lectura, los he leído en la historia de grandes personajes que a temprana edad, así, libros que devoraban con una rapidez y aprendizaje, sin que esto quiera llevarme a las comparaciones que para mi son odiosas si debemos ser originales, buenos o malos para leer y escribir pero netamente propios… y no me refiero solamente a escritores y pedagogos de la historia de México, digamos un José Vasconcelos, primer secretario de Educación del país, con el presidente Alvaro Obregón, en 1921… No hija.
La humildad tuya para desempeñarte bien, es lo que admiro y en este Día del Maestro lo menciono nuevamente porque he sido testigo de tu esfuerzo y entrega en tu delicada labor de la enseñanza y más todavía, en el inicio de ella, con pequeños con la firmeza de lo que crea conciencia es eso, la educación con valores pedagógicos y la pasión para formarlos, guiarlos cual semillas sembradas en el jardín y que más adelante, con la instrucción estarán dando buenos frutos… enseñar y educar es amor, cariño, pasión, es lo que nace del alma…
Por ello admiro a uno de los más honestos mandatarios del mundo que esperó 27 años para alcanzar la presidencia de su país…acusado de rebelión, de sabotaje y de terrorismo y en 1964 sentenciado a cadena perpetua, por eso de traición a la patria, en una isla, la de Robben, me refiero a Nelson Mandela, primer presidente negro de Sudáfrica, dedicándose más en su gobierno para brindar educación a ese pueblo que lo aclamó en un estadio en el corazón de Johannesburgo, por su trato de humildad con quienes lo enviaron a la cárcel y almorzó con el fiscal que lo sentenció al encarcelamiento y viajó cientos de kilómetros para encontrarse con la viuda del primer ministro que estaba en el poder cuando fue enviado a prisión, y se tomó el té con ella…
Unió a su país ante que aplicarles la venganza a sus verdugos, ejemplo claro por la libertad y los derechos humanos y lo cito en este comentario hija, Sagrario, maestra, porque en este día se deben recordar a los impulsores de la educación en el mundo…
Nelson Mandela fue un gigante de la justicia, de la paz y de la educación.
Sagrario, los ciclos que caminas en la enseñanza son motivantes, alegres, musicales, creativos, artísticos y de emoción porque así lo he visto en el transcurso de los años y soy el primero en festejar cuando caminamos juntos por la calle o acudimos a un restaurant o al súper, y los niños te saludan con la exclamación… ¡¡ Mamá, ahí va mi maestra Sagrario !!!
Como también, ya como alumnas de secundaria o de preparatoria, o casadas, se alegran al verte Sagrario y la misma exclamación de júbilo… “Usted fue mi gran maestra”… eso es resultado de tu amor a los niños, a los alumnos de tu escuela… a la educación.
Te felicito hija, a tu esposo, maestro Everardo, dedicado a su noble labor y que Dios les brinde bendiciones siempre, de parte de tus papás que reconocen en ti tu vocación y cuando se siente y se ama, no es trabajo:
¡¡¡ Es devoción…!!!
El abrazo, Sagrario. |