Unos y otros han gastado ríos de tinta (para estar acordes con los tiempos, tendríamos que decir millones de bits de datos) peleándose por tener la razón, y en estos enfrentamientos ha habido muy pocas, poquísimas ideas, y por el contrario muchos insultos, descalificaciones y odio acumulado que se desborda contra el Otro, el que no es igual.
México está dividido en dos. De acuerdo con la taxonomía antes aludida, son unos 25 millones de conservadores, “que no están de acuerdo con nosotros” -en donde “nosotros” representa la razón, el pueblo bueno y honrado, la honestidad, la justicia, la democracia para AMLO y sus seguidores- contra los famosos y multicitados 30 millones de ¿liberales?, ¿revolucionarios?, ¿ex izquierdistas?... ciudadanos que votaron en 2018 a favor del candidato López Obrador a la Presidencia de la República.
Pero todo no es más que un falso dilema… o un dilema empobrecedor.
¿Qué de importante tiene para el desarrollo del país que haya sido o no un éxito la presentación gratuita de un conjunto musical?
¿Por esa nimiedad nos estamos peleando?
En nuestro afán de alimentar el pleito, los mexicanos estamos confundiendo la gimnasia con la magnesia.
La verdadera polémica debería presentarse no en las benditas/malditas redes, sino en foros serios, y con temas verdaderamente importantes. Podríamos, por ejemplo, estar discutiendo con madurez sobre las estrategias para acabar con la inseguridad, sobre la atingencia de los actuales programas de salud, de las medidas económicas para impulsar el crecimiento y dominar la inflación.
Yo al grupo Firme nunca lo he oído conscientemente en mi vida. Y la verdad es que no me quita el sueño… lo que sí me desvela es la marcha del país…
…y la división de los mexicanos.
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