Las homilías dominicales, los mensajes a la grey católica, los posicionamientos del arzobispado ante eventos públicos y políticos llevaban de cierta manera -y con estricto respeto a la investidura arzobispal- el influjo del padre Suazo, siempre fiel, que se ganó la consideración y el respeto de los ciudadanos por su postura cristiana en favor de las mejores causas populares.
Cercano a los medios y a los periodistas, con los que hizo relaciones estrechas de amistad, don José Manuel nos regaló un sencillo mensaje de despedida:
“Muchas gracias por la cercanía de los representantes de la prensa. Nosotros somos trabajadores de la viña del Señor. Donde se requiera de nuestros servicios ahí debemos ir. Ha sido una gran experiencia y muy gratificante estar en este servicio.”
Dejará el padre Suazo Reyes también la dirección del semanario Alégrate, convertido en el medio impreso más leído de la capital de Veracruz y sus alrededores, y que al lado de su condición de ser un órgano de difusión de la fe, es
un periódico altamente profesional, con un alto nivel de credibilidad y un manejo impecable de noticias y opiniones editoriales.
Los reporteros veracruzanos extrañaremos al presbítero José Manuel Suazo Reyes por su trato amable, por su alta condición humana y por talento de comunicador; lo extrañaremos como vocero pero muchos, estoy seguro, conservaremos una amistad que nos distingue y que nos estimula en la fe de Dios, a la que él ha dedicado su vida entera.
Buena suerte, y bienvenido a su nueva función sacerdotal, padre Suazo.
Y mucha suerte al padre Juan Beristáin en su nueva responsabilidad.
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