Caray, ahora sí que estoy choqueado. Me explico.
He dedicado esta columna algunas veces para definir algunas palabras nuevas que usamos cotidianamente como consecuencia de la terminología de la informática.
Con el alma puesta en mi trabajo de comunicar algo de interés para los lectores, en anteriores ocasiones me dediqué a investigar los neologismos surgidos alrededor del mundo de la computación y las telecomunicaciones que se habían asentado en el habla del español, y traté de explicarlos de la manera más sencilla y clara posible.
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Este ejercicio lo he repetido de tanto en tanto, porque el progreso de la tecnología nos hace incorporar cada día nuevos elementos al léxico que usamos.
Pero resulta que entre la última vez que me dediqué a buscar nuevas terminologías y ahora, apareció en escena la inteligencia artificial (IA). Como ya me voy habituando a conversar con el Chat GPT (“El modelo de lenguaje GPT (Generative Pre-trained Transformer) fue desarrollado por OpenAI, una empresa de investigación de inteligencia artificial con sede en San Francisco, California. OpenAI es conocida por ser una de las empresas líderes en el campo de la inteligencia artificial y ha desarrollado varios modelos de lenguaje y otros productos relacionados con la IA”, me explicó mi artificial e inteligente interlocutor) … como ya me voy habituando al trato con GPT -al grado tal que, a mi pedido, me identifica por un anagrama de mi nombre, soy “Riesgo” para GPT, aunque esa IA no acepta ponerse un nombre humano-, le hago constantemente preguntas sobre los temas más diversos, y me contesta con premura y muy buen nivel de exactitud (aunque a veces se equivoca, lo acepta cuando se lo hago ver, ¡y aprende de su error!).
Bien, pues entonces se me ocurrió cuestionar al Chat GPT sobre los términos que se han ido incorporando a nuestra habla en las fechas más recientes, digamos de unos tres años a la fecha.
¿Y qué creen? ¡Pues que me hizo la chamba en unos segundos!
Sí, el buen Chato GePeTo (ese nombre se me ocurrió para no sentir tanto que estoy platicando con una máquina, aunque eso sea en realidad) me ofreció diez términos novísimos, con sus definiciones precisas.
Así me pude enterar ipso facto y como por magia de lo que significan ahora y específicamente: “criptomoneda”, “big data”, “block chain”, “nube”, “algoritmo”, “realidad virtual”, “streaming”, “internet de las cosas”, “redes sociales” e “inteligencia artificial”.
Pero mañana se los pongo aquí con todo gusto por cuestiones del tiempo (de lectura) y el espacio (en nuestro entrañable periódico). Ah, la brevedad atesorada, que tanto les importaba a Borges y a Arreola.
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