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A Dante le ofrecieron lanzar a Xóchitl y se negó. “Ni muerto”, habría dicho |
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2024-01-16 |
En el artículo más reciente del excanciller Jorge G. Castañeda, publicado en la Revista Nexos, el exsecretario de Relaciones Exteriores de México de 2000 a 2003, presenta dos premisas hipotéticas, pero verosímiles (aclara), para entender la postulación de Jorge Álvarez Máynez como candidato de Movimiento Ciudadano a la Presidencia.
La primera premisa hipotética consiste, apunta Jorge G. Castañeda, en aceptar que Xóchitl y Sheinbaum son la misma cosa: “Por distintas razones, ni Morena ni el Frente opositor constituirían alternativas aceptables, y ambos encerrarían tantas desventajas y características perniciosas para el país, que no es posible optar por una u otra como mal menor. Las dos apestan. Por motivos éticos, sustantivos, de convicción, pues, no era factible ni deseable una alianza con un bando u otro, y no quedaba más remedio que ir solos. Por principio, huelga decir que no comparto esta tesis, pero comprendo su lógica”.
La segunda premisa, sería que “por motivos de conveniencia político-electoral pura, tampoco resultaba viable ni atractiva la alianza con uno u otro. Juntarse con Morena equivalía a contradecirse de manera flagrante, y enajenar a buena parte del posible electorado emecista. Sumarse a la alianza opositora implicaba correr el riesgo de una debacle electoral, ya que si al conjunto PRI-PAN-PRD-sociedad civil organizada le iba mal, por contar con una candidatura presidencial no competitiva, a cada aliado le iría mal también, y MC conservaría el registro, pero lograría pocos escaños en el Congreso. Mientras que gracias al rechazo generalizado a todos los partidos “viejos” (síndrome Macron) y a la “novedad” de liderazgos en Jalisco y Nuevo León, los naranjos podrían llegar a dos dígitos de porcentaje nacional, y un buen racimo de diputaciones y senadurías. Tampoco me convence esta idea, debido a la mecánica implacable del voto útil, pero de nuevo, no es absurda”.
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Jorge G. Castañeda afirma que: “Las dos premisas de Movimiento Ciudadano se estrellaron contra las dilaciones y la extraña pero innegable ingenuidad de Dante Delgado. Hoy el partido “nuevo”, que cumplió veinte años en el 2023, se encuentra con una elección ya polarizada entre los dos grandes bloques, con su principal activo, Enrique Alfaro, cada día más próximo a apoyar a Xóchitl, con un candidato talentoso pero totalmente desconocido (y un poco errático: esgrimir a Bukele como ejemplo del “sí se puede” no es buena idea para un socialdemócrata), y con apenas diez días de presencia antes de que arranque la ridiculez de la “intercampaña”, es decir, la veda de spots y eventos”.
“Ya lo he platicado en este espacio. Movimiento Ciudadano dispuso de dos oportunidades para seguir otro camino. Según un dirigente de la alianza opositora, desde hace más de año se le propuso a Dante un paquete de diputaciones y senadurías muy superior a lo que hoy puede aspirar a lograr. Declinó la oferta. En junio del año pasado, en una comida en su casa, antes de que Xóchitl anunciara su candidatura, pero una vez ya tomada la decisión de postularse, se le sugirió a Dante que se adelantara MC y lanzara a Xóchitl, obligando a los demás partidos a sumarse. Su respuesta: “Ni muerto””.
Es decir, en caso, y solo en caso de que lo que apunta Jorge G. Castañeda sea cierto, resulta muy importante saber y darse cuenta de que la esencia de la política partidista mexicana sí es como muchos piensan y se imaginan: una soberana red de complicidades y negocios turbios, como el que inocentemente confesó hace unos días, el dirigente nacional del Partido Acción Nacional, Marko Cortés, quien reclamó al gobernador de Coahuila, Manolo Jiménez Salinas, el incumplimiento de los ‘Acuerdos’ firmados que hizo con el PRI y el PAN para repartirse prácticamente el poder en caso de que ganara la gubernatura.
Hay que recordar que también se habló previo a los acuerdos entre el PAN, PRI y PRD, para firmar la Coalición ‘Fuerza y Corazón por México’ de cómo se repartieron las nominaciones de las candidaturas en cada uno de los 9 gubernaturas en las que habrá elecciones en el próximo mes de junio y como ejemplo solo un botón: en Veracruz al PRI le tocó nominar al candidato a gobernador y en la CDMX al PAN.
Es decir, este país se ha gobernado así, con acuerdos entre grupos, entre intereses, y al pueblo solo le ha tocado jugar el indigno papel de validar los procesos que los han hecho legítimos. Por ello, algunas de las preguntas que habría que hacerse obligadamente en el actual proceso electoral y solo a raíz de lo que han confesado primero Marko Cortés y ahora en el articulo de Jorge G. Castañeda que aquí se analiza son: ¿Qué habrán negociado entre los partidos que respaldan cada una de las dos precandidatas a la presidencia Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum? ¿Cómo se repartieron el pastel llamado México? ¿Cuántas rebanadas le tocarían al famoso empresario Claudio X. González? ¿La Secretaría de Hacienda y la del Trabajo?
¿Usted ve el actual proceso electoral transparente y legal?
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