Sin embargo, la ceguera parece ser la principal enfermedad de los priistas.
Parece increíble que un solo político desacreditado e impresentable haya sido capaz de derrumbar al gigante priista… sin honda y sin piedra.
Pero lo ha hecho y si lo dejan acabará con todo.
Primero fue Miguel Ángel Osorio Chong quien se le enfrentó al campechano y fracasó, quien con 11 expresidentes del CEN priista amagaron con renunciar y a la mera hora solo algunos abandonaron al partido.
Después, diputados y dirigentes priistas del Estado de Hidalgo encabezados por el exgobernador Omar Fayad le siguieron los pasos.
Poco tiempo después, Alito provocó la conformación del “Nuevo Grupo Veracruz” encabezado por dos exdirigentes del CDE en el Estado, exalcaldes, exdiputados y una diputada local en funciones de Coordinadora de su bancada en el Congreso, quienes también se fueron.
Ahora, el cohete le reventó al dirigente nacional en Puebla, donde cinco diputados renunciaron a la bancada en el Congreso poblano.
El mensaje lacónico que enviaron a todos aquellos que no se sienten identificados con el rumbo que ha tomado el PRI, fue el mismo de Hidalgo y Veracruz: están hartos de Alito y renunciaron por las decisiones de su dirigencia nacional, específicamente de Alito Moreno Cárdenas.
Jorge Estefan Chidiac, Juan Enrique Rivera Reyes, Adolfo Alatriste Cantú, Norma Sirley Reyes Cabrera y Laura Zapata Martínez, se fueron del PRI y se conformarán como una nueva bancada de legisladores sin partido.
Seguro como se ve, lo que viene y sigue será otra desbandada de priistas en Puebla como lo fue en Hidalgo y Veracruz.
¿Qué Estado y priistas siguen?
Pero la respuesta de Alito fue la misma: iniciar un proceso de expulsión en contra de los 5 diputados poblanos por traición al partido.
La pregunta es ¿Y cuándo expulsan a Alito por traicionar y tratar de enterrar al partido?
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