Es un tema que todos tienen presente, pero muy pocos se atreven a tocar: ¿tendrá la delincuencia organizada un papel relevante en las elecciones del próximo domingo? ¿Cuáles serían las consecuencias si eso sucediera?
La infiltración de la delincuencia organizada en los procesos electorales de México representa una amenaza significativa para la democracia y para la estabilidad del país. Este flagelo social no solo distorsiona la voluntad popular, sino que -además- socava la confianza en las instituciones y pone en peligro la seguridad nacional.
Cuando los grupos delictivos intervienen en las elecciones (ya sea mediante la intimidación de votantes, el financiamiento de campañas o la coacción de candidatos) se altera el resultado genuino de las urnas. La manipulación de los procesos electorales impide que la ciudadanía elija con libertad a sus representantes, lo que mina los principios fundamentales de la democracia.
Que las bandas delictivas participen en las elecciones puede llevar a la elección de candidatos que actúan en connivencia con esos grupos, lo que compromete la integridad de las instituciones públicas. Funcionarios electos con apoyo del crimen organizado son más susceptibles a la corrupción y pueden priorizar los intereses de los delincuentes por encima de los del bienestar público, lo que debilita la gobernabilidad y la confianza en el Estado.
Una consecuencia lógica de la operación del crimen organizado en la competencia electoral es que se genera un ambiente más violento.
Una investigación del Colegio de México señala que la violencia contra los aspirantes a algún cargo en el actual proceso electoral ha dejado 30 candidatos asesinados. Las víctimas más letales son los aspirantes a cargos municipales.
El estado de Guerrero encabeza la lista de homicidios de candidatos, con seis; le siguen Chiapas con 5, Michoacán con 3, Jalisco con 3, Guanajuato 2, Veracruz 2, Estado de México 2 casos, y con un caso cada uno, Puebla, Colima, Ciudad de México, Morelos, Tamaulipas, Oaxaca y Sinaloa.
Morena es la organización con más aspirantes asesinados con 10 personas. En segundo lugar, está el PRI con 6 aspirantes; en tercero está el PAN con 5 candidatos. Le siguen Movimiento Ciudadano con 3 de sus integrantes muertos, 2 del Partido Verde; uno del PRD y uno del PT.
Además, dos casos de partidos locales, uno de Chiapas Unido y una candidata del Partido Popular Chiapaneco.
Los candidatos que se oponen a los intereses de grupos delictivos pueden ser víctimas de amenazas, secuestros o asesinatos. Además, los enfrentamientos entre bandas rivales por el control territorial y político pueden desatar oleadas de violencia que afectan a la población en general y deterioran la seguridad pública.
Una vez en el poder, los funcionarios electos con el apoyo del crimen organizado pueden facilitar el acceso de estos grupos a contratos públicos, concesiones y otros recursos del Estado. Esto no sólo prolonga la preeminencia de la corrupción, sino que también desvía recursos que deberían destinarse a servicios públicos esenciales, con lo que afectan el desarrollo y bienestar social.
Pero la presencia del crimen organizado en la política también genera una cultura de miedo y apatía entre los ciudadanos. Si las personas perciben que las elecciones están manipuladas o que los resultados están dictados por el poder del crimen, es probable que disminuya la participación electoral y el compromiso cívico.
La inseguridad y la inestabilidad política resultantes pueden desalentar la inversión extranjera y nacional, afectando el crecimiento económico. Además, la corrupción endémica y la mala administración de los recursos públicos pueden reducir la eficiencia económica y aumentar la pobreza.
La posibilidad -muy real- de que el crimen organizado se haya infiltrado en este proceso electoral plantea un desafío grave que requiere una respuesta integral y coordinada. Es crucial fortalecer los mecanismos de control y transparencia electoral, mejorar la protección a candidatos y votantes, y fomentar una cultura de legalidad y participación ciudadana.
Salgamos el próximo domingo a votar.
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Epílogo.
Integrantes de la Red Jóvenes por México llamaron a las juventudes veracruzanas acudir a votar el próximo 2 de junio, y ejercer un voto útil a favor de Pepe Yunes y de Xóchitl Gálvez. *** “Nuestro voto es importante no sólo el 2 de junio, es valioso porque está en juego nuestro futuro y seis años de nuestras vidas (…) No dividamos el voto, no tiremos a la basura nuestro derecho, debemos de ser responsables, el futuro es hoy”, expresó Bryan Mendarozqueta, delegado nacional de la Red Jóvenes por México.
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