No hay comparación entre los candidatos de las alianzas Fuerza y Corazón por México y Sigamos Haciendo Historia.
Con el Grupo de los 10, una cofradía de comunicadores veracruzanos, tuvimos oportunidad de intercambiar puntos de vista, cara a cara, con Sara Ladrón de Guevara y Sergio Hernández Hernández; con Américo Zúñiga, estuvimos en otros foros; y con los oficialistas, pudimos verlos en los medios de información, incluidas las redes sociales y, en un caso, apreciar en directo a una candidata.
Pepe Yunes estuvo con el grupo de la Abogacía Veracruzana, casi un millar de profesionales convocados por Octavio Ruiz en el auditorio Díaz Mirón de la Reserva Territorial, en un evento poco común, porque esta clase de profesionales difícilmente generan eventos masivos. Sin embargo, ahí estuvieron en lo que finalmente fue una pasarela de auténticos personajes del Derecho, ex magistrados, ex rectores de la UV, postulantes de los despachos más importantes de las urbes jarochas, catedráticos de las principales facultades.
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Pepe no les quedó a deber. No podía hacerlo porque su propia formación política le ha capacitado para tener el termómetro de las demandas sociales. Pero, además, porque es imposible, no hay manera, de cerrar los ojos ante la realidad que vive la justicia veracruzana. Todas las quejas, incongruencias, corrupción y abusos que viven diariamente los justiciables, y que sufren los abogados, quedaron patentes en los trabajos de los letrados, y que fueron expuestos al candidato.
Yunes les dijo: hay que respetar la división de poderes, hay que fortalecer y limpiar al Poder Judicial, hay que dar condiciones dignas a quienes buscan soluciones mediante el litigio procesal.
Sara Ladrón de Guevara tiene como antecedente una gran labor como la única mujer que ha dirigido la Universidad Veracruzana, uno de los centros superiores más grandes del país. Ella se mostró ante los periodistas tal cual, una antropóloga que no finge lo que no es ni adopta poses afectadas para intentar convencer de que es una gran política. Con un lenguaje sencillo, habló de lo que sabe.
Con Sara debería bastar, como un aval de su estatura moral, aquella protesta donde se puso al frente de 17 mil estudiantes, profesores, empleados y activistas para exigirle al gobernador Javier Duarte de Ochoa, que le entregara a la UV los recursos económicos que constitucionalmente le tocaban y el ratero mandatario se los estaba regateando. Si casi a la mitad del sexenio (cuando es la plenitud del pinche poder), en momentos de cuantiosos asesinatos de opositores, fue capaz esta mujer de defender a su comunidad, hará cuanto sea necesario para hacer un buen papel en el Senado de la República.
A Sergio Hernández le acompaña ya la experiencia de haber sido, bastante joven, la cabeza del Congreso del Estado. Ahora se nota maduro. Domina los temas de la agenda legislativa y también sabe que los errores institucionales se vuelven un boomerang político que cobra facturas, que no hay que confiarse, que los resultados para la población deben ser efectivos, que, especialmente ahora, cuando la demagogia se ha llevado todos los campeonatos, aun la capacidad de conciliar las ideologías irreconciliables, debe materializarse en beneficios, pero no para los actores políticos, sino para los gobernados.
Y Américo anda imparable. No hay tema ciudadano o legislativo que no conozca o que tenga temor de abordar. Trae un impresionante discurso práctico, con reflexiones directas en lenguaje llano (como en su momento lo tuvieron Vicente Fox, El Bronco, el propio López Obrador), al cual es también imposible no adherirse. Por si fuera poco, tiene la capacidad de reflexionar en voz baja, lo mismo que alcanzar la explosividad del líder que arenga y conmueve, como lo hacía su padre.
En un innovador ejercicio democrático, alumnos de la Licenciatura en Derecho de la UPAV, que dirige Jorge Ángel Sarquiz, invitaron a los tres candidatos a la diputación federal por Xalapa a un encuentro para escuchar sus propuestas. Sólo acudió Américo. Así que tuvo oportunidad de explayarse, no evadió ninguna pregunta, contestó todos los cuestionamientos y logró que el auditorio permaneciera lleno, a pesar del sofocante calor que se sufría.
Aquí cabe sentir vergüenza por el miserable papel de los magistrados del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado de Veracruz, encabezados por la magistrada Leticia Aguilar “Jiménez” (¿tendrá que ver con Cuitláhuac García “Jiménez”; y la presidenta del Tribunal Superior, Lisbeth Aurelia “Jiménez” Aguirre?), que le intentaron dictar una inhabilitación a Zúñiga Martínez, fuera de tiempo, sin completar y mal hecha, al estilo de los abogados de la 4T.
La otra candidata a que tuve oportunidad de ver es una aspirante a diputada por la alianza Sigamos Haciendo Historia. Omitiré el nombre porque hasta feo se siente ver a una niña visualmente linda y joven, pero tan impreparada, tan improvisada, sin un proyecto qué presentar y empleando las frases que son lugar común de los seguidores de Andrés, contra “la mafia del poder”, “los que no quieren el cambio”, “los mismos de siempre”, “la oposición moralmente derrotada” y todas esas tonterías, que antes convencían, pero ya no, y llenando con rollo para tratar de suplir la falta de propuestas.
Hasta ser “prianista”, que antes era una gran ofensa, ahora es un signo de distinción como sinónimo de ser racional y libre. A ese extremo han llevado las cosas los políticos morenos con su mediocridad, ineptitud, raterías y desvergüenza. (Mayo 29 de 2024). |