En México, las transformaciones han tenido autores intelectuales diversos: la Independencia de España tuvo el rostro de Miguel Hidalgo; la Revolución los de Villa y Zapata; la Reforma a Juárez; y la Cuarta, el de Andrés Manuel López Obrador, pero ésta la inició desde abajo y en contra de las cúpulas del poder.
Cuando las cúpulas entendieron que el país se les podía incendiar en las manos y que habían perdido el control de las masas debido a que sus estandartes políticos (PRI y PAN) habían perdido el poder, los abandonaron y permitieron el crecimiento de MORENA y de AMLO.
Los de abajo se lo creyeron… y AMLO también.
Pero, el presidente del pueblo no supo con quienes se metía.
El primer aviso en su sexenio lo recibió cuando desde el Congreso intentó darle en la cabeza a los banqueros al suprimir por ley las leoninas comisiones por manejo de cuentas, y cualquier otro servicio bancario. AMLO reculó de su intento y le dieron vía libre para seguir gobernando al país.
Pero, el error más grande de AMLO fue pensar que el pueblo y él lo podían todo, y se le metió en la cabeza limpiar a fondo el Poder Judicial, el verdadero sustantivo de control en el andamiaje jurídico de la infraestructura del poder. Y eso ya fue demasiada osadía, demasiado peligroso. Los que mandan no están en el Poder Judicial, ahí solo se opera el poder.
Las cúpulas internacionales han reaccionado con todo su real poder y astutos esperaron hasta el cierre del periodo de AMLO para hacerle temblar el piso y poner de paso de rodillas a la sucesora Claudia Sheinbaum que a la larga o a la corta tendrá que renunciar al intento de que prospere como fue enviada al Congreso la iniciativa o le incendian el país.
Y es que AMLO pensó saber con quién se metía, pero le falló, los que gobiernan al país, no son las mafías locales, sino las que están en los Estados Unidos; no en el Poder Judicial, ahí están los charalitos.
En los Estados Unidos están los magnates que acuerdan en las cúpulas de las materias primas, del acero, del cobre, del oro, del turismo, de los energéticos y de las modernas tecnologías entre otras, no le dieron la bienvenida al intento de AMLO para reformar y limpiar la corrupción del Poder Judicial, así que los mensajes de fin de sexenio no se hicieron esperar:
1.- Mandaron al Poder Judicial a paralizar los procesos y la aplicación de la justicia, lo que se ve casi imposible que AMLO recule de nuevo o que lo negocie en los escasos días que le quedan en el poder. A menos que Claudia Sheinbaum y Rogelio Ramírez de la O, lo convenzan de suavizar el tema.
2.- Desde los Estados Unidos le enviaron al presidente AMLO otro fuerte aviso de parte de sus banqueros, pero se guardaron en el maletín el de las calificadoras de riesgos, que le podrían derrumbar la economía en un dos por tres.
Ayer el influyente Banco de inversiones Morgan Stanley, avisó a sus clientes que disminuyeran sus inversiones en activos de riesgo mexicanos, suficiente para que de inmediato el peso mexicano se depreciara y se fuera arriba de los 19 pesos por dólar y en ese mismo aviso hizo sufrir a la Bolsa Mexicana de Valores como no lo había hecho en meses.
Y eso que el banco Morgan Stanley es influyente, pero no le llega al impacto que pueden producir las calificadoras, así que AMLO, Rogelio Ramírez de la O y Claudia Sheinbaum, deberán estar ahora concentrados evaluando si vale la pena seguir adelante con las reformas al Poder Judicial. Se imaginan lo que pasará en la economía cuando desde las cúpulas financieras de Estados Unidos les envíen a las calificadoras Fitch, Moody’s o Standard & Poor’s a que degraden la deuda mexicana, por ejemplo, y luego lo hagan con los activos de renta variable. No hay país que aguante eso, y lo saben o deberían saber AMLO, Sheinbaum y de la O.
Y es que ese, el de los magnates de los Estados Unidos, es el verdadero poder no solo de México sino del mundo.
3.- Pero hay otra arista de mucho mayor peligro que es la reciente concentración por captura o entrega de poderosos traficantes; que en un tris ya en manos de los Estados Unidos los pueden hacer pasar de temidos delincuentes a ser testigos protegidos, cuya información secreta sin mayor miramiento puede ser usada en contra de las actuales autoridades mexicanas del Poder Ejecutivo y Legislativo, y ya no se diga de los poderes estatales y prominentes políticos y empresarios.
Así que el tema de las luchas de clases no es tan romántico como se ve en las universidades, es algo mucho mayor con la historia como testigo.
Por eso ni se extrañe si la reforma al Poder Judicial se suaviza al máximo para que todo el país entre en paz. A lo mejor la ecuánime Claudia Sheinbaun pueda ser capaz de suavizar la recia postura de AMLO.
¡No le extrañe! El poder es el poder y no buenos propósitos. Y para algunos es momento de ir a la banca del descanso. Por el bien de México.
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