Dice el refrán popular “No es indio, el que no se venga”, aun cuando esté resabio popular se empleó por la llegada de los españoles durante la conquista los cuales trajeron más que dichas, puras tragedias para el pueblo indígena vía enfermedades, violaciones, matanzas dejando devastación al pueblo mexica.
Y de esta misma manera pareciera que la actitud de nuestros gobernantes resultará ser la de esos habitantes originales con ganas de vengarse.
Y es que recientemente nos hemos enterado que literalmente su venganza la están aplicando en contra del Organismo Público Local Electoral (OPLE) del Estado de Veracruz, al que tienen literalmente contra las cuerdas en su afán de cobrar con sangre la afrenta de no tamalear la elección del pasado 5 de junio y permitir la continuidad del peor episodio político administrativo de la entidad.
A nuestro correo llegó la carta abierta de un grupo de integrantes de los Consejos Distritales Electorales del OPLE, quienes han expresado públicamente su inconformidad en contra de la Dirección Ejecutiva de Administración del Organismo Público Local Electoral de Veracruz (OPLE-Veracruz), así como de la Secretaría de Finanzas y Planeación del Gobierno del Estado por la caótica situación que presentan los treinta Consejos Distritales del OPLE, a dos meses de la Jornada Electoral.
Cabe señalar que según establece el segundo párrafo del artículo 169 del Código Electoral del Estado, el proceso electoral ordinario inicia con la primera sesión que el Consejo General del OPLE celebre en los primeros diez días del mes de noviembre del año previo a la elección y concluirá el último día del mes de julio para la elección de diputados y el último día de agosto si se trata de la elección de gobernador, por lo que aún los Consejos Distritales siguen operando.
Sin embargo, la venganza del indio aplicada directamente al OPLE lo ha dejado como organismo sin la posibilidad de ministrar los recursos para el pago de personal e integrantes de los Consejos Electorales, así como el pago de servicios y operativos que se requieren, como es el pago de renta, luz, agua, telefonía e internet, desde hace prácticamente tres quincenas y media.
Y esta situación inexplicable, no tiene mayor justificación que esa actitud enfermiza y traicionera expresada en venganza –por parte del gobierno Duartista- contra los organismos que no avalaron evidentemente lo que el pueblo tanto ha rechazado en las urnas, dejándolos a su suerte y valiéndoles un soberano cacahuate, si tienen o no el recurso para hacer frente a sus responsabilidades.
Lo grave de esta situación es que las boletas electorales se encuentran resguardadas en los inmuebles arrendados y, al no pagar a los propietarios el alquiler, se corre el riesgo de que estos documentos electorales se pudieran perder –que es quizá uno de los últimos recursos para intentar acabar con el Tsunami Azul que se avecina-.
Por lo pronto esperemos que tanto las autoridades electas, como la federación así como el Instituto Nacional Electoral (INE) y los institutos políticos de oposición conformen un frente común que obligue a la Secretaría de Finanzas y Planeación (SEFIPLAN) a cumplir a cabalidad con su responsabilidad y entregue el recurso destinado a la función electoral, pues la sociedad está a un tris de tomar las calles y encaminarse al mismísimo Palacio de Gobierno a exigir por la vía que sea un alto al latrocinio institucionalizado de que ha sido víctima en estos últimos 6 años.
El ¡basta ya! está próximo, y llegará por la vía de las instituciones federales, o incluso por las vías del hartazgo social, que no aguanta un minuto más a este nefasto gobierno.
Al tiempo.
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