Pero realmente ¿Qué hace usted para mejorar la situación?
Es probable que si se sincera consigo mismo se dé cuenta de la realidad del problema, ante el escenario de crisis, como sociedad, y como ciudadanos realmente no hacemos nada, si, nada, y veamos porque le digo esto.
Cuántas veces ha observado una señal de transito que dice no estacionarse, pero con tal de no caminar, no gastar en el estacionamiento, o simplemente porque se contestará “no voy a tardar” se estaciona o aparca en doble fila, en un sitio prohibido, o en un área para discapacitados, si es que bien nos va, porque en una de esas, hasta en un garaje detiene su marcha para solo bajarse a pagar la luz, el agua, o cualquier trámite insignificante, pero como se trata de usted, pues que las leyes no se me apliquen, mucho menos deberán surtir efecto en mi persona, sí que los demás las cumplan, mientras a mí, se me debe hacer de la vista gorda.
La madre de todos estas crisis sociales recae en la actitud corrompida que emprendemos, es inexplicable que sabiendo que estamos expuestos a los fenómenos meteorológicos, los ciudadanos continuamos tirando basura en la calle, sacándola a destiempo, y posterior a ello, enterarnos que el saldo de muertos en el estado llega a los 13 por efecto de las inundaciones.
Gente que vende propiedades en zonas de alto riesgo o que simplemente las invade y habita con la complicidad perniciosa de los gobiernos, que por una buena cantidad, se hacen de la vista gorda, para después hacer las de “Magdalena” y llorar a los muertos, quienes no regresarán para castigar esta clase de acciones.
¿A dónde va la sociedad bajo este paradigma? ¿Qué le espera a Veracruz con esta clase de ciudadanos de tercera?
Nos lamentamos de nuestros gobiernos, y no ejercemos una ciudadanía responsable, cuando observamos que por una torta y cien pesos regalan su voto, donde apenas alcanzan una participación ciudadana del 52 por ciento, porque su justificación es decir que ningún candidato o propuesta le conviene, y aún más, la respuesta vertida es asegurar que nada cambiará y por ello, no voto.
Triste realidad, triste el escenario de esta ciudadanía podrida que está terminando de descarrilar el que quizá sea el último furgón de un tren que tenía la esperanza de llegar a su destino, pero que por la complacencia de una sociedad frívola y desinteresada, estaremos condenados a seguir padeciendo del mismo mal, hasta que como sociedad asumamos otra actitud.
Al tiempo.
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