No queda duda de que el flamante Secretario de Gobierno, Rogelio Franco Castán, es un funcionario de figurín, que poca influencia tendrá a la hora de definir cualquier medida o acción en materia de gobernación. Junto con el de la titularidad de la Secretaría de Medio Ambiente, asignado a Mariana Aguilar López, son los dos únicos puestos del gabinete legal que se le confirieron al PRD, y hay algunos puestos de menor jerarquía que ocupan destacados militantes perredistas, en pago a la alianza.
En este último escenario destaca el caso del exdiputado federal por Xalapa, el dirigente perredista Uriel Flores Aguayo, maestro normalista y abogado, quien ha cabido bien en la Subsecretaría de Desarrollo Educativo de la SEV, un lugar que en el sexenio de Fidel Herrera Beltrán ocupó otro perredista, el maestro Domingo Alberto Martínez Reséndiz, luego del raudo paso de quien con Javier Darte sería uno de los peores secretarios de Educación, el ahora diputado federal Adolfo Mota Hernández. Martínez Reséndiz, por cierto, concluyó el gobierno duartista como director general de Organizaciones y Partidos Políticos de la Secretaría de Gobierno, donde lo nombró Gerardo Buganza Salmerón en febrero de 2015.
Y no podemos sino confirmar lo que ya se veía desde que se estableció formalmente la alianza: el partido dominante y el que aportó al mayor número de votos al triunfo fue, sin duda, el Partido Acción Nacional, por lo que el PRD hará una tarea de acompañamiento político que se extenderá en 2017, cuando irán unidos también para los comicios municipales.
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En prácticamente ningún gobierno estatal que ha ganado los comicios por la vía de una coalición con el PRD se ha fraguado un real cogobierno. No ha sido así ni en Oaxaca, con Gabino Cué Monteagudo; ni en Sinaloa, con Mario López Valdés, alias Malova; ni en Puebla, con Rafael Moreno Valle, este último el único que ha logrado mantener el poder para el PAN, pues tanto Gabino Cué como Malova allanaron el camino para el retorno del PRI.
Pero, bueno, habrá que reconocer que este ha sido el triunfo no solo de un partido, el PAN, que mejoró un poco su desempeño en las urnas con el aporte perredista, sino más bien el triunfo de un hombre, Miguel Ángel Yunes Linares, y un discurso que prendió profundamente en el hartazgo de los veracruzanos, y cuyo más fuerte contenido fue el encarcelamiento de los ladrones, en particular, Javier Duarte, y por extensión, Fidel Herrera, además de hacer que devolvieran lo robado.
Por eso, aunque le ha dado la segunda posición del gabinete legal a un personaje de la izquierda rémora, no podía entenderse que entregaría todo el poder que antaño representaba ese puesto. Por eso, en una posición aparentemente discreta, protegido del olfato público, cercanísimo a sus decisiones, el Gobernador del Estado ha nombrado a uno de sus más cercanos, Manuel Muñoz Gánem, en la Oficina del Gobernador, y le ha conferido legalmente, un envidiable poder.
El uno-dos del gabinete
En efecto, la dupla poderosa será la conformada por el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares y el jefe de su oficina, es decir, la Oficina del Gobernador, a cargo del tuxpeño Manuel Muñoz Gánem, quien tras el decreto publicado el martes pasado en la Gaceta Oficial del Estado tendrá prácticamente las funciones que el propio Yunes ejerció siendo Secretario General de Gobierno con Patricio Chirinos. Bueno, un poco menos.
Tiene, en términos generales, tareas de seguimiento de acuerdos, de coordinación del gabinete en su conjunto y de representación al más alto nivel; y cuando digo al más alto nivel es porque es quien definirá la agenda del gobernador en los asuntos domésticos, pero también en aquellos que tienen que ver con otros gobiernos estatales y el gobierno federal, con el sector privado y, en su caso, con autoridades diplomáticas de países extranjeros.
A él le corresponderá vigilar y dar seguimiento a los acuerdos que tome el Gobernador, así como por los miembros del gabinete y demás dependencias de la administración pública centralizada y paraestatal, con las que coordinará la realización de proyectos especiales que determine el Gobernador.
Muñoz Gánem (porque la naturaleza del cargo la define su titular) tendrá funciones de interlocución con los tres niveles de gobierno; será el filtro a través del cual se comuniquen los asuntos del estado al titular del poder ejecutivo que merezcan o exijan su atención, o se deleguen a las diferentes instancias las instrucciones del Gobernador. Él será la instancia que reciba las iniciativas legislativas y dependerá del análisis de su oficina el que llegarán los productos acabados al Gobernador siempre que sean pertinentes.
Él tendrá la relación institucional con la Secretaría de Relaciones Exteriores y con las embajadas, consulados, representaciones y legaciones de los diferentes países y organismos internacionales acreditados en México, y será el vínculo para la promoción turísitica de Veracruz en la Ciudad de México.
No alcanzaría el espacio de esta columna para enumerar todas sus funciones, pero si tuviéramos que resumirlas en una frase, esa sería: Muñoz Gánem tendrá las funciones del Gobernador, aunque sin serlo ni parecerlo. Y todas las dependencias del Gobierno del Estado deberán atender con puntualidad y atingencia lo que de ahí se les pida.
Hasta el señor Secretario de Gobierno, don Rogelio Franco Castán.
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