Ahora el tiempo es el principal aliado de la administración pública que podrá hacer del tema Duarte un emblema de transparencia partidista y oficial, al mismo tiempo que le impone al ex gobernador la etiqueta del mayor delincuente de la administración pública, porque mientras mayores sean sus delitos es también mayor la posibilidad de que sus cómplices aparezcan como pequeños delincuentes a quienes no vale la pena ni mencionar.
Porque son los cómplices de Duarte quienes sirvieron de puente entre él y el origen y el destino del dinero que ahora hace falta para que Veracruz pueda moverse.
Mientras más tiempo esté expuesto Duarte a los medios, menor será la necesidad de detener a los cómplices y prueba de que el tiempo es un factor que ayuda al PRI principalmente son las declaraciones del presidente de la Mesa directiva del Senado, Pablo Escudero, yerno de Manlio Fabio Beltrones, del partido comparsa del tricolor, el Verde Ecologista, quien señala: “Me parece que hay que hacer las cosas bien. Si se tarda 30 días, un mes o 90, hay que esperar el tiempo suficiente para que esté bien armado (el expediente de extradición), para que sea un procedimiento que cumpla todas las garantías constitucionales, con el debido proceso y que no lo vayamos a traer de manera incorrecta y que aquí se vaya a caer el asunto”.
Muy bien por la familia priista. Ahora si habla después de un silencio cómplice durante la huida del ex gobernador.
Los tiempos de los medios que producen distractores no es el mismo tiempo de la justicia y menos aún de la legalidad. Porque los veracruzanos quieren ver que en realidad haya castigo ejemplar para el ex gobernador y lo que ven es un galimatías burocrático que ni lo lleva a la cárcel ni lo mandan a México, y el ex gobernador sigue riéndose ante los medios como si la burla fuera el anuncio de la impunidad.
Porque de nada sirve que la PGR haya dicho que, de ser culpable -como si hubiera dudas- Duarte podría ser condenado a 55 años de prisión, con esto se incurre en una grave irresponsabilidad, porque no hay todavía juicio de por medio, ni declaraciones, ni pruebas que puedan reunirse para llegar a tan contundente conclusión.
La PGR desde hace varios años requiere actuar con mayor responsabilidad, porque con esta aventurada sentencia lo único que hace es alertar a los abogados defensores sobre la manera en que deberán tomar las diligencias para poder reducir esa sentencia mediática. La falta de credibilidad en las autoridades viene a sumarse a este distractor que tanto beneficia a quienes debe afectar.
Así, la PGR, entra en el juego de la distracción, y en lugar de actuar anuncia, advierte, amenaza, y muestra su juego.
De hecho, la PGR mantiene una postura adivinatoria y poco seria al afirmar que descartó una investigación sobre los vínculos de Duarte, con grupos del narcotráfico en la entidad.
Mientras esto sucede los medios dan cuenta de la vida de su familia como si quisieran compensar la ausencia de datos sobre el ex gobernador durante su largo periodo de presunto delincuente prófugo. Y en este juego mediático entra la vigilancia a la esposa de Duarte, donde se afirma que fue a Londres, desde Bogotá, en el vuelo Avianca Av120 con hora de despegue 23:45, con sus tres hijos; su madre María Virginia Tubilla; su hermana Mónica Macías, y el esposo de ella, José Armando Rodríguez, con los dos hijos de esta pareja.
Todos documentaron en el vuelo referido que despegó a las 23:45 horas del miércoles 19 con destino a Londres.
Sin embargo, oficialmente se negó dicha versión, y se subrayó que la PGR agotará todas las líneas de investigación en torno al círculo más cercano de Duarte, “a fin de determinar si dentro del mismo hay personas relacionadas o vinculadas con cualquiera de los delitos que se indagan”.
Pero en realidad no son pocos los delitos que desde Guatemala se perfilan como elementos de retención en ese país.
El fiscal primero de la Unidad Especializada de Asuntos Internacionales del Ministerio Público de Guatemala leyó durante 40 minutos las acusaciones contra Duarte durante su primera audiencia en Guatemala.
Para los medios la noticia de Duarte es un factor de venta y atención, al gobierno federal le da oxígeno y al PRI espacios para llegar a las elecciones del 4 de junio sin tener que enfrentar acusaciones de corrupción de sus militantes.
Así, la detención de Duarte le vino como anillo al dedo al gobierno federal y al PRI, de tal manera que no falta quien afirme que todo estaba preparado para la víspera de las elecciones. De no ser así, señalan, podría pensarse que las casualidades favorecen a la imagen de las instituciones de la actual administración, pero esto no quiere decir que los veracruzanos consideren que habrá un borrón y cuenta nueva en la conducta delictiva de los funcionarios públicos hasta que Duarte esté en México sentenciado y preso.
Mientras tanto, México revisa y analiza los documentos que integrarán la solicitud formal de extradición del ex gobernador de Veracruz, y podría presentarse la próxima semana ante las autoridades de Guatemala, aseguró Alberto Elías Beltrán, subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR.
Se están analizando otras órdenes de aprehensión que existen en su contra para ver si cumplen con los mismos requisitos del tratado y así presentar la solicitud formal de extradición, informó.
La PGR debe actuar de inmediato, dejar de especular y no anunciar hechos que están fuera de sus atribuciones como las sentencias de un sospechoso, o conocer por telepatía que no tenía vínculos con el crimen organizado sin investigaciones de por medio.
El factor tiempo se convierte ahora en el salvavidas del PRI en las elecciones del 4 de junio, en una trinchera contra otros partidos desde ese partido y un respiro para la administración pública que ve en los tiempos jurídicos un beneficio propio en tiempos electorales… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.
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