Una noche, mientras dormíamos cada quien en su cuarto, entró intempestivamente a mi recámara y me gritó llorando: ¡Te odio! ¡Te odio!
Yo me quedé sorprendido y le pregunté sentándome en la cama: ¿Qué pasa bebé? Son las dos de la mañana.
-Te odio, me repitió y se soltó llorando.
La abracé y le dije tratando de calmarla: qué pasa bebé.
-Perdóname -dijo limpiándose las lágrimas y sonándose estrepitosamente con el pañuelo que le había pasado.- es que tuve una pesadilla. Soñé que llegaba a tu casa con una amiga, era una casa muy lujosa, muy bonita, -entonces no era mi casa- le aclare sonriendo - pero era tu casa -insistió- y había una nota en el piso, yo la recogía y era de una chica que te decía que te quería. Y luego te veía con ella, se trataba de una chica muy hermosa y tú la abrazabas y me decías que me fuera y empecé a romper todas tus cosas- y se soltó llorando nuevamente.
Gimoteo durante unos minutos, la abrace más fuerte y le dije -Cálmate bebé, solo fue un mal sueño, una pesadilla.
-¿Andas con alguien? -me preguntó mirándome con sus ojos llorosos.
-No bebé, si anduviera con alguien tú no estarías aquí.
-Me puedo quedar contigo -susurró acurrucándose junto a mí.
-Claro - le dije dejándole que se acomodara.
Se quedó dormida de inmediato, yo me sentía desconcertado sintiendo su cuerpo tibio junto al mío, tenía bastante tiempo que no me dormía abrazando una mujer, no sabía qué hacer, cubrí con la sabana sus muslos desnudos y abotone un botón de la camisa para evitar tentaciones
Traté de conciliar el sueño pero me resultaba difícil, por fin, después de más de una hora, con la luz del amanecer me quedé profundamente dormido
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