El actual gobierno presume ser el sexenio del empleo y del cambio, pero al analizar el comportamiento de la economía del 2013 al 2017, el saldo de la situación económica de México es negativo. Retrocedimos en lugar de avanzar. Los cambios positivos, como la apertura del sector energético, fueron tardíos, incompletos y acompañados de una administración que saqueó y endeudó irresponsablemente a Pemex. Los empleos que se cacarean en su mayoría no son nuevos, se deben a una migración del sector informal al sector formal por presiones fiscales. Desaparecieron más de un millón de empleos mejor pagados. Al ser superior el aumento de precios que el incremento de los ingresos de la mayoría de los trabajadores, los salarios reales se redujeron. Se precarizaron los ingresos de la clase media. Al bajar la inversión y el crecimiento por más impuestos, inseguridad jurídica y personal, se redujo la creación de verdaderos nuevos empleos. EPN cierra su gestión con récords en inseguridad, homicidios, robos, inflación y devaluación. La corrupción, la desviación de recursos federales en los Estados y la impunidad a los corruptos, también aumentaron a niveles récord. Hay récords que muchos gobernantes consideran positivos, como el cobro de impuestos. En el actual gobierno se alcanzó el mayor porcentaje de ingresos fiscales con relación al PIB, pero también el mayor gasto público y deuda con relación al PIB en este siglo. Se tuvo la oportunidad de equilibrar las finanzas públicas, pero se desperdició al no ordenar el gasto público. También hay récords en la importación y robo de gasolinas, en la corrupción, en la deuda de Pemex y en el pago de pensiones ilegales y privilegiadas en las empresas estatales. Hay récord en gastos de publicidad del gobierno federal para que no se hable de los resultados negativos de su administración, que marcan un retroceso en la mayoría de indicadores socio-económicos. Como lo dejamos claro con cifras y datos duros en el libro EPN: El Retroceso, su gobierno dejará un México más pobre, endeudado, devaluado, violento y corrupto que el de las tres décadas anteriores, aunque de cara a las elecciones nos quieran pintar a “billetazos” un México color de rosa.
*El autor es profesor de Economía Política.
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