Esta media semana Veracruz volvió a vivir un episodio violencia criminal en las calles y plazas de nuestro atribulado Veracruz. Perecieron 22 personas, entre ellos una mujer, más los heridos en diversas refriegas.
En el corredor Mendoza Nogales cayeron 9 entre ráfagas de fuego; en Río Blanco murieron seis en un enfrentamiento; en Córdoba dos destazados y embolsados fueron arrojados a las calles; en Nanchital ejecutaron a un taxista al igual que en Acayucan; en Omealca encontraron a un joven sin vida por violencia; un albañil en Coatza también perdió la vida tras balacera, y en San Andrés Tlanehuayocan mataron y prendieron fuego a un joven.
Todo ello aderezado con un asalto bancario registrado en hora de la tarde en el Banorte de Xalapa al lado del panteón Palo Verde.
Pero aún hay más.
Como cereza el pastel, se hizo pública la amenaza del gobernador Miguel Angel Yunes de retirar la seguridad pública a Minatitlán tras la denuncia de presunta entrega de alimentos caducados a damnificados.
¿Eso es normal por más que nos digan que todos son unos malandros?
Y estamos hablando de un día. Un solo día, este miércoles negro, en donde de nuevo levantamos la bandera de luto.
Poco consuelo nos trae se revivan pasajes de horror del pasado tras conocerse la detención en el estado de Colima del ex director de Fuerza Civil, Roberto González Meza y cómplices acusados de desapariciones forzadas cometidas en el régimen de Javier Duarte.
Y no porque sea irrelevante este genocidio que ha sangrado a la familia veracruzana, sino porque se presenta de manera tosca para tapar la otra realidad, la que vivimos en estos momentos en donde el crimen organizado nos tiene aterrorizados y de rodillas.
Que bien que la PGR y la policía local veracruzana sean tan atingentes, pero ¿Y lo de hoy… las repetidas muertes producto de horribles masacres en calles, plazas, lugares de entretenimiento y de esparcimiento familiar?
Como nota roja lo de los genocidas del Duartismo es un gran tema que habrá de llevarnos distraídos dos que tres días.
Sin duda que la noticia ya desde ahora despierta el morbo ciudadano y da lugar a que se cuelguen medallitas los intrépidos sabuesos y nuestro gobernante, pero qué pasa cuando esta tarde o mañana o el fin de semana, seas tú o los tuyos cuando se encuentren en medio de una balacera o que por equivocación te tiendan.
En esta tierra de nadie no hay certeza. No hay seguridad y nadie la tiene comprada.
Acaso por ello la irritación y el enojo ciudadano crece.
Y se acrecienta con temas tan lamentables como el “Lechegate” en donde el gobierno de Yunes Linares, según denuncia el propio alcalde de Minatitlán, Nicolás Reyes Álvarez, entrega alimentos caducados para damnificados, situación que de ser cierta es tan grave como lo que hizo Duarte con la entrega de medicamentos caducos para enfermos.
Peor aun cuando se revela –ahí está lo hecho público por el gran periodista, repudiado por el Yunismo, el “místico” Marco Antonio Rodríguez- que más de 406 millones de pesos pagará el gobierno del estado por las despensas en el 2018.
Resulta que los listos de Sedesol estatal al comprometer la entrega de 700 mil despensas del programa “Veracruz comienza contigo”, que en parte compra el DIF estatal, se les hizo fácil inflar los precios y… ¡negocio redondo!
Un medio litro de aceite Patrona fue cotizado en 19.09 pesos cuando en realidad cuesta 11.89 pesos, una piscacha de ocho pesos, que si la traducimos a la compra de 300 mil botellas… pues ¡el billullo, hermano!
Y eso es de todos los días.
Ese el gobierno que nos tocó lidiar por decidir de manera errónea en las urnas.
Infortunada o afortunadamente todo indica que, de nuevo el enojo y las redes sociales, definirán la elección del primero de julio en donde habrá de decidirse quien nos gobernará los siguientes seis años.
Será de nuevo el repudio al gobierno saliente el que eventualmente de la espalda al candidato del PAN PRD, Miguel Angel Yunes Márquez, hijo del gobernador.
Miguel chico tal vez traiga un esquema diferente, tal vez la solución a nuestros problemas, pero el día de las elecciones cargará con la pesada sombra del papá.
Será el hartazgo el que defina.
El ¡Ya basta! a los malos gobiernos que parecen epidemia en Veracruz. Hoy habrá que insistir en que la sociedad civil está despierta, actuante y no habrá gato por liebre.
Todo indica pues que el hartazgo llegó a su límite.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |