En otras encuestas se observa que al corte del 18 de enero, Cuitláhuac está colocado dos puntos arriba de Miguel chico (30.1%), mientras Pepe Yunes entre diciembre 17 del 2017 y enero 18 este año subió .9 puntos porcentuales para quedar a 16 puntos de los punteros, o sea, ¡bien pelado!
No se sabe que empresas levantaron las encuestas.
Y está muy bien eso del dedazo, allá ese grupo en el poder. Perfecto para los azules sometidos que toleran el abuso antidemocrático en el proceso de selección del candidato a gobernador ya que en los hechos el PAN es un partido de derecha fundado por ricachones.
Excelente que la monarquía tome carta de naturalización en la cuna del liberalismo. Argumento inobjetable para ellos de que su “verdadera” lucha es contra los corruptos.
Entendible el miedo cerval de los hombres de poder tricolores al mandatario veracruzano quien a cada lance amenaza con cimbrar a México con revelaciones que pondrían en la mismísima celda de Duarte a Peña Nieto, a Videgaray y hasta a Meade.
En otro sentido.
Indiscutible que Morena en un par de años se colocó como el rival más peligroso para el PRI y los panistas; que el efecto Peje permitió la recaudación de 700 mil votos en la última elección y que, en efecto, a quien se ponga gana por el voto silencioso…
Pero de ahí que quieran ver la cara de estúpidos a los veracruzanos con encuestas patito, dista mucho.
Ya no pega ese tipo de engañifas entre quienes en el día a día llevan el sustento a su casa. Tampoco entre el taxista, el obrero y el campesino que luchan por sobrevivir, o el empresario que evita la quiebra de cara a la crisis, el profesionista desempleado, el intelectual despreciado por las ínsulas de poder y el pueblo en general.
La sociedad civil está despierta y ya no se traga los enjuagues de las famosas encuestas en donde siempre coloca de ganador a quien la paga.
Pero vayamos por partes como gusta a los Zetas en Veracruz.
El hartazgo de los malos gobiernos pasados y la decepción generalizada por los repetidos fracasos del actual ha calado hondo entre la ciudadanía, particularmente entre los 5.7 millones de votantes veracruzanos.
De ahí la urgencia de no tolerar más experimentos fallidos.
La necesidad de un cambio de verdad y no dejarse llevar por la publicidad engañosa e inaceptable una despensa como letra cambio electoral, son entre otros los factores que no hacen creíble que Miguel Angel Yunes Márquez o Cuitláhuac vayan a la cabeza de una manera tan desproporcionada, veneno poco no mata.
Por ello resulta tan importante en estos momentos no dejarse llevar por falsas versiones, figuras o sondeos.
Esta mañana un querido amigo, un viejo sabio de la política Ezequiel Castañeda Nevares, me mostraba un artículo de fondo titulado “El ardid de por qué Meade no prende”, publicado en la prensa nacional.
En él se argumenta que no se puede decir eso de quien (Meade) hace dos meses no era conocido ni por el 0.5% de los mexicanos.
“Y es que la lectura es al revés. Meade es el único candidato que crece. Por eso AMLO y Anaya atacan a quien va en tercer lugar, porque saben que será el primero a más tardar en abril y mayo”
¿Qué lógica tendría atacar al tercer lugar?
“Eso no tiene mucha ciencia. Según las encuestas AMLO ya alcanzó su tope de preferencias en donde el 30 por ciento de la población no lo quiere como presidente, mientras en solo dos meses a Meade ya lo conoce entre el 75 y el 50% lo quieren como presidente”.
En esa dinámica vale preguntar si Pepe Yunes que arranca como colero de la puja electoral puede crecer en los siguientes meses o de plano nos quedamos con la encuesta que dice que va en tercer lugar.
Es el dilema del engaño.
Las encuestas patito son la información que se entrega a la ciudadanía y la misma opinión pública, también hay sondeos serios, esos que no se publican, los que se apegan a la verdad y que muestran qué tanto vale la pena votar por el cambio.
Cuando hacia junio del año pasado la prensa, la clase política y el duartismo veían en la lona a Miguel Angel Yunes Linares y cuando no le daban posibilidad alguna a Hipólito –hoy tan en boga por sus imprudencias-, una revolución silenciosa se estaba gestando.
La gente salió y decidió. Yunes Linares es gobernador e Hipólito alcalde de la capital.
Hoy, este 2018, de nueva cuenta los veracruzanos observan. Pican, lican y califican. Habrá sorpresas el primer domingo de julio y no hay que ser adivino.
Tiempo al tiempo
*Premio Nacional de Periodismo |