El de la Soberbia, que se refiere al deseo por ser más importante o atractivo que los demás, es considerado (según San Gregorio Magno) el más grave de los pecados capitales y fuente de los mismos.
En política este pecado también es el origen de muchos otros. Aquel que piensa que domina mejor las artes de la intriga, aquel que se asume como “más inteligente” que sus pares, aquel que se supone capaz de mantener engañados a quienes lo rodean, termina siendo presa de la Soberbia y pagando por sus errores.
Miguel Ángel Yunes Linares es el mejor ejemplo de ello.
Se siente iluminado, poseedor del conocimiento y la habilidad necesarios para pasar a la historia por sus dotes en la política. Ese exceso en su autoestima lo ha llevado a arriesgar más de lo que la prudencia aconseja, y ya están brotando las consecuencias.
Se le hizo sencillo jugar “a dos cartas”. Endulzó el oído y engordó la cartera del dirigente nacional de su partido, Ricardo Anaya. Le prometió que no sólo ganará en Veracruz, sino que hará lo necesario para que Andrés Manuel se desplome y caiga al tercer lugar.
A cambio sólo le pidió apoyo para que su sucesor fuera su primogénito (“el orgullo de su nepotismo”) Miguel Ángel Yunes Márquez.
Por otra parte, y como estrategia para mantener el apoyo –financiero y militar- del gobierno federal, le ofreció a Enrique Peña Nieto que hará ganar a José Antonio Meade, y que enviará a la tercera posición a López Obrador, a cambio de que le mantengan los apoyos y que “no metan las manos en la contienda estatal”.
El problema es que “quien a dos amos sirve, con ambos queda mal”.
Ricardo Anaya exhibió a nivel nacional a la Secretaría de Gobernación, al demostrar que estaba siendo “espiado” por personal del Centro de Investigaciones y Seguridad Nacional (CISEN). Como prueba mostró la grabación de la presencia de personal de ese organismo durante su estancia en Veracruz.
La denuncia tomó por sorpresa al gobierno federal, que así, a bote-pronto, respondió que no se trataba de espionaje, sino de “seguimiento” del candidato, para velar por su seguridad.
Un día después, el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, dio una versión más amplia del papel que jugaba en CISEN en el proceso electoral y afirmó: “El gobierno de Veracruz sabía de este seguimiento, se acordó el 10 de febrero, en la reunión del Grupo de Coordinación sostenida en Boca del Río”.
Cuestionado al respecto, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien tiene a su cargo la “vocería” de dicho grupo de coordinación, optó por callar: “No doy información que no esté autorizada por el grupo. Es un tema de seguridad pública muy delicado para especular y generar información”.
Se equivoca el gobernador de Veracruz. Informar si en dicha reunión se acordó “dar seguimiento” a la presencia de Ricardo Anaya en la entidad, no significa “especular”, pero callar lo ahí acordado se plantea como un delicado caso de opacidad.
El hecho es que Yunes Linares quedó exhibido ante sus dos aliados.
¿A quién tendría que respaldar? ¿Al Presidente, o al candidato de su partido?
Si no mueve con astucia sus piezas, el resultado de este tropiezo puede ser que, al final, Yunes Linares se quede “como el perro de las dos tortas, sin una, ni la otra”.
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Epílogo.
El 31 de diciembre, desde una cama del hospital del IMSS en el puerto de Veracruz, José Enrique Benítez Ávila rindió protesta como Presidente Municipal de Úrsulo Galván. El alcalde electo sufre severos problemas renales, provocados por una avanzada diabetes. Desde entonces no ha podido tomar las riendas del municipio y ya el Cabildo muestra preocupación. Le han pedido al Congreso local que llame a su suplente, pero los colaboradores más cercanos del alcalde se resisten a dejar “el hueso”. *** Con el fin de demostrar que su problema de salud es “leve y controlado”, esta semana lo llevaron al Palacio Municipal. No entró. Sólo le tomaron fotografías en el exterior y se lo llevaron de inmediato, para que nadie se percatara de su verdadera condición. *** Nada de eso debe valer. El Congreso debe gestionar la opinión de médicos especialistas que definan si está en condiciones de asumir plenamente su responsabilidad. De no ser así, el suplente deberá ser llamado. La sustitución no tendría que ser definitiva. Una vez que el alcalde recuperara su salud, el mismo Congreso autorizaría su retorno al cargo. No deben permitir que un grupúsculo medre con la enfermedad del alcalde. *** El Presidente Municipal de Coatzacoalcos, Víctor Manuel Carranza Rosaldo, fue muy claro. Dijo que “existen algunos problemas técnicos de comunicación entre las corporaciones federales de seguridad, lo que explica su demora para responder ante denuncias de hechos delictivos de alto impacto. El alcalde señaló que sigue en espera de las cámaras de seguridad prometidas por el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares. *** Que se arme de paciencia y siga esperando.
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