En esa estamos, haciendo como que hacemos, pero sin hacer.
En Veracruz tampoco hay fiscal anticorrupción ni se ve para cuando. Las instituciones son torpedeadas todos los días, socavando la credibilidad y generando malestar social.
Ahora la piñata es el ORFIS.
Duro le están dando de palos al organismo encargado de velar por que los recursos públicos sean usados con pulcritud.
Ya le dieron con el tema de la ASF; con el tema de que entregó información para encochinar a más de dos; también le han dicho omiso y opaco.
Para acabarla, ahora acusan al titular, Lorenzo Antonio Portilla, de presuntamente recibir 20 millones de pesos para no ver lo desfalcos en el gobierno anterior. El auditor Portilla lo ha negado y ha dicho que su firma fue falsificada.
El gobernador dice que el tema es de la fiscalía y en el congreso lo defienden.
Pero entre que son peras o son manzanas, la credibilidad del órgano auditor queda en entredicho. Nada puede ser más malo para la lucha anticorrupción.
Debe aclararse cuanto antes y deslindar responsabilidades. No podemos seguir reventando instituciones y con ello la credibilidad en el proceso de revisar y sancionar el uso y el destino de los recursos públicos.
No podemos usar de piñata a las instituciones, por estrategia política o electoral.
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