Pero han de saber que mientras tanto, la población en general está harta de esta forma de hacer política. Puede que diviertan un rato, que muevan al morbo, pero quien tiene definido su voto difícilmente cambiará como consecuencia de denostar y masacrar en medios y en redes a sus opositores.
Hay hartazgo de golpes, hay sed de propuestas viables que saquen a los mexicanos de la pobreza en la que están hundidos, por muy fregones que sean los números de la macroeconomía. Cuando no se puede llevar más comida a casa, con los mismos pesos, la macroeconomía sirve para dos cosas en los hogares. Y los insultos también.
Algún día lo entenderán.
Y mientras tanto en el estado, silencio.
Aquí de plano no se dicen nada. Todo como que muy civilizado. Algunos aspavientos por ahí, nada que destacar.
Vendrán las campañas, veremos si se siguen respetando.
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