En su mensaje a propósito del tema, el Papa Francisco apunta entre otras cosas refiriéndose a las noticias falsas en el periodismo:
“…estas noticias, falsas pero verosímiles, son capciosas, en el sentido de que son hábiles para capturar la atención de los destinatarios poniendo el acento en estereotipos y prejuicios extendidos dentro de un tejido social, y se apoyan en emociones fáciles de suscitar, como el ansia, el desprecio, la rabia y la frustración”.
“Las mismas motivaciones económicas y oportunistas de la desinformación tienen su raíz en la sed de poder, de tener y de gozar que en último término nos hace víctimas de un engaño mucho más trágico que el de sus manifestaciones individuales”
“Por sus frutos podemos distinguir la verdad de los enunciados: si suscitan polémica, fomentan divisiones, infunden resignación; o si, por el contrario, llevan a la reflexión consciente y madura, al diálogo constructivo, a una laboriosidad provechosa”.
Es momento de que nos volvamos a preguntar: ¿qué tan responsables somos en comunicar la verdad sin distorsionarla a propósito, por un fin de poder o económico?
¿Cuántas vidas destruimos y cuántas levantamos sin importar las consecuencias?
¿Cuántas veces sacrificamos veracidad por inmediatez?
Necesitamos privilegiar la responsabilidad. |