Cuando el PAN y aliados lograron imponer su voluntad en el Legislativo, Cuitláhuac García tuiteó que los diputados “yunistas” habían fallado en juntar los votos necesarios, y ante ello, generaron una “intentona para dejar un Fiscal-carnal que caerá en tribunales”. La línea está dictada, el Gobernador electo no ve (ni pretende ver) a Marcos Even Torres Zamudio como titular de dicha encomienda.
Me dicen, al interior del equipo de transición de AMLO, que el de Tabasco ya pidió a Olga Sánchez Cordero, propuesta para ser Secretaria de Gobernación, revise el caso y no permita “sigan madrugando a los de Morena en el congreso veracruzano”.
Tan interesado está AMLO en lo ocurrido con el Fiscal Anticorrupción en Veracruz, que ha solicitado “dar marcaje personal al tema, y desde su oficina en la Colonia Roma, ayudar a Cuitláhuac García ante lo que podría ser uno de los movimientos finales del panismo en Veracruz”.
“AMLO pidió a Alfonso Romo no dejar suelto el cabo en Veracruz, pues fue la lucha contra la corrupción el principal tema que ofreció atacar cada vez que visitó tu estado. Los tribunales se encargarán de anular el viciado proceso en el congreso; violaron la ley, y vamos a estar pendientes de ello”, me dijeron.
Ahora bien, independientemente se caiga o no el nombramiento del Fiscal Anticorrupción en Veracruz, ¿será la última diferencia entre el Gobernador electo y el que está en funciones previo al cambio de poderes? Lo dudo. Miguel Yunes Linares siempre ha sido “entrón”, y por lo que veo, Cuitláhuac García ya “sacó las garras”.
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