Le ardió, ¡claro que le ardió!
Cada noticia que le llega de los avances de la defensa de Javier Duarte, le recuerda que su reinado fue efímero, que ya se acabó.
Peor aún. Admite que en gran medida lo que en estos momentos sucede con el exgobernador, es su responsabilidad:
“Yo seré gobernador hasta el día 30 (de noviembre) a las 12 de la noche; lo que suceda después del primero de diciembre en torno al caso Duarte será responsabilidad de quien me suceda”.
Es evidente que le gana la euforia. De él no fue el mérito de la captura de Javier Duarte, tampoco es por él que sigue en prisión.
No hay mejor manera para explicar eso que la que dio quien será su sucesor, Cuitláhuac García, quien desde la campaña aclaró que un gobernador no tiene facultades para meter a nadie a la cárcel, pues para eso existe una Fiscalía, que en teoría debe ser autónoma, y un Poder Judicial, que también debería actuar de forma independiente a los intereses del Poder Ejecutivo.
Pero Miguel Ángel Yunes Linares hace suyo el tema, porque fue su principal promesa de campaña. Exacerbó el coraje de los veracruzanos y los llevó a las urnas con sed de revancha, de venganza. En esos momentos lo importante no era que le fuera bien a Veracruz, sino que los políticos que los habían traicionado, pagaran con la cárcel.
Pero además de su orgullo lastimado, lo que Yunes Linares sufre es su propia perspectiva. De pronto la imagen de Javier Duarte se va convirtiendo en un implacable espejo.
“¡Qué pasó! ¡qué pasó! Yo no tengo ninguna preocupación (de terminar en la cárcel como Javier Duarte) porque he actuado con limpieza y honestidad y no hay ninguna denuncia por corrupción en contra de mi gobierno”.
Ya se le ha señalado en este mismo espacio pero es pertinente recordárselo: En su segundo año de gobierno, Javier Duarte tampoco tenía denuncias por corrupción.
Ya se están desahogando las observaciones a la Cuenta Pública 2017, y el próximo año estará bajo la lupa la del 2018. Para entonces saldrán a la luz los actos de corrupción de su gobierno, que son evidentes para los veracruzanos, pero que aún no están documentados.
Pero en el caso específico de Miguel Ángel Yunes Linares y la posibilidad de que pise la cárcel, no es necesario esperar a que la morosa Auditoría Superior de la Federación (ASF) exhiba sus malos manejos. Basta con desempolvar las denuncias por enriquecimiento ilícito que ya están en poder la PGR.
¿Acaso supone que su amenaza de revelar información que “cimbrará al país” surta efecto con el próximo Presidente, al que él calificó de “viejo loco”?
Yunes Linares se ríe ante las cámaras de la “ocurrencia” de colocar en la Plaza Lerdo un reloj que cuenta horas, minutos y segundos que faltan para que deje el cargo. Asegura que él lleva su propio conteo y que ocupa su tiempo en dar “buenas noticias” a los veracruzanos.
El chiste se cuenta solo.
* * *
Epílogo.
En virtud de que no tiene una larga trayectoria en la política y el servicio público, muchos suponen que Cuitláhuac García llegará a asumir el cargo de gobernador con los ojos vendados. No es así. El próximo gobernador tiene una detallada radiografía de la entidad, en temas tan sensibles como el de seguridad, educación, salud, política y finanzas. *** Cuestionado soibre los brotes de violencia registrados en el norte de la entidad, Cuitláhuac García dijo tener ubicados a los “personajes” que se han encargado de provocar el repunte de delitos como los secuestros y las extorsiones en Tihuatlán y Poza Rica. El gobernador electo ya ha mencionado en otras ocasiones que el gobierno de Yunes Linares pactó con bandas que son operadas por personajes políticos. Mencionó a los García Guzmán en Pánuco; a los Condado, en Acayucan; a los Tronco, en Las Choapas, y al diputado Manuel Francisco Martínez, en Chicontepec. *** El Observatorio Ciudadano confirma lo que el gobernador califica como “percepción”: En el último trismestre, el secuestro en Coatzacoalcos aumentó un 50 por ciento y el homicidio doloso subió 14.28% en comparación con el mismo período del año pasado. Además, el robo a casa-habitación aumentó en un 28.57 por ciento. *** Hay quien sugiere que, a propósito, el gobernador le retiró la seguridad a los municipios gobernados por Morena, con el fin de que la inseguridad se convirtiera en un lastre en el pasado proceso electoral. La estrategia no le funcionó y ahora esos municipios están fuera de control.
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