Después de perder la elección del pasado primero de julio, lo único que le queda a la coalición PAN-PRD son los alcaldes que continuarán en el cargo los próximos tres años y que, sin duda, serán no solamente referente, también operadores de la elección intermedia así como de su propia sucesión.

 Es el último reducto, la última manera de tratar de levantarse y de reconstruirse de cara a la sucesión gubernamental en seis años.

 Por eso a nadie sorprende que 96 alcaldes, casi todos de esa coalición hayan anunciado la conformación de una asociación dizque para lograr mejoras y trabajar en coordinación con los gobiernos estatal y federal.

 Habría que ser inocentes para no darnos cuenta de que en realidad lo que quieren es tratar de hacer un frente que intente presionar al próximo gobierno estatal y desde donde puedan operar el pretendido regreso al poder.

 Seguro piensan que teniendo casi la mitad del estado podrían hacer manita de puerco o incluso tropezar la gobernabilidad, sin embargo, podrían no estar calculando del todo bien.

 Y es que acaso olvidan que morena tiene mayoría en las cámaras federal y local, el gobierno federal y el estatal con todo el apoyo del altiplano.

 Acaso olvidan que pueden verse robustos, pero ya sabemos cómo se juega en la política. Te pones en tu plan y entonces si no dialogas, te aprietan. Puede ser cerrando la llave del dinero, para que no puedas hacer nada y te reclamen tus gobernados.

 Pero también están las auditorías de todo tipo. Así que como agarrarlos de los tompiates si hay, el tema es como se dará esta pelea y de qué manera aguantarán los alcaldes las embestidas.

 No tendríamos por qué dudar de las buenas intenciones de estos 96 ediles, sin embargo la experiencia triste de este país nos ha enseñado que pocas, muy pocas veces, realmente los mueve el fervor de servir mejor. Digo, por que podríamos preguntarles si hubieran creado la misma asociación en caso de que morena hubiera perdido las elecciones.

 Se verá, por lo pronto nadie les cree.