Elba Esther se veía bien, con fuerza, con discurso, con ánimo. Muy recuperada del encierro.
En política nada es casualidad. La maestra es liberada cuando AMLO ha ganado la elección. Nueva Alianza pierde el registro cuando Luis Castro es acusado de traicionar a la maestra. Elba Esther asegura que la reforma educativa se ha derrumbado con su libertad.
En el gobierno federal guardan silencio.
Pero para que el impacto mediático no fuera todo de ella, se reunieron EPN y AMLO y sus gabinetes para tratar de equilibrar la difusión.
Todo parece perfectamente sincronizado, orquestado con cuidado y hasta parece, de común acuerdo.
Pero mientras la maestra celebra con los aplausos de los suyos y se reunía con liderazgos magisteriales posteriormente a la rueda de prensa, en las redes sociales le han pegado una arrastrada de película.
Le tundieron con todo y no le creyeron ni una palabra de lo que dijo en su mensaje.
Y esa es la percepción que les debe preocupar y ocupar a quienes le manejan la imagen a la maestra. No basta con llevar a los cuates en los medios, el gran público de las redes es apabullante en sus juicios.
Ahí les faltó operar. Allí fue otro el sentimiento.
Por lo pronto todo parece indicar que habrá Elba Esther para un rato más. Volverá a ser protagonista de la vida educativa y política del país, con la venia del presidente electo.
Habrá que calcular con cuidado el impacto de esta percepción. |